Viaje hacia lo desconocido

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

01 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vez que vaciamos el diccionario de insultos e improperios contra Artur Mas y sus mariachis, vamos a lo importante. ¿Qué hacemos ahora? Porque no parece que con la suspensión de la campaña electoral por parte del Govern tras la resolución del Constitucional, tengamos solucionado el problema catalán. Más bien al contrario, nos internamos en un túnel de desconocimiento e incertidumbre y sin una sola luz que pueda iluminarnos. Ya no consiste en aferrarse a que la convocatoria contraviene la legalidad, y punto. Ni a la democracia y respeto a las leyes, y punto. Todo eso ya lo sabemos. Iniciamos hoy un camino hacia lo desconocido en el que no es difícil aventurar que surjan sobresaltos.

Hasta ahora todo era muy previsible. Mas convoca el referendo, el Gobierno lo recurre, el Tribunal Constitucional, en horas extras, lo suspende y la Generalitat echa el freno. Lo previsto. Pero ahora traspasamos la puerta y nos adentramos en la parte desconocida. En la que no sabemos qué nos puede surgir, ni cuándo, ni cómo. Mas, al margen de presentar alegaciones, ha insinuado que piensa seguir adelante «promoviendo iniciativas legales institucionales orientadas a garantizar que la ciudadanía pueda ejercer el voto el 9-N» porque «la partida no ha acabado; todo lo contrario». Y, mientras tanto, ERC llama a la desobediencia. Ya no consiste, pues, en descalificar o suspender la iniciativa catalana; ha llegado el tiempo de prepararse para afrontar las sorpresas que puedan surgir por quienes lideran un proceso para llevar a cabo su empeño soberanista a cualquier precio. Ni tampoco apelar a la activación del artículo 155 de la Constitución, que prevé la suspensión de la autonomía, ni a historietas de hazañas bélicas.

A las dificultades de gestionar con meridiano éxito la situación, que ya vimos que se hizo con una torpeza manifiesta, se une ahora el agravante de lo desconocido. Nos llegan los tiempos difíciles porque entramos en el lodazal con un compañero de viaje que no sabemos adónde nos quiere llevar. Porque tampoco está muy claro que él mismo sepa adónde quiere ir. Y eso es lo más peligroso.