Salir de la recesión no es salir de la crisis

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

12 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La economía española está en una incipiente fase de recuperación de la actividad, que aún es demasiado débil y está sometida a una enorme incertidumbre después de los malísimos datos del segundo trimestre en la eurozona. Pero, aunque esta frágil recuperación se consolidase, dejar atrás la recesión no significa, en ningún caso, que la sociedad española haya salido de la crisis. Más aún, el escenario más probable es que tardemos décadas en recuperarnos de sus efectos devastadores.

Dejar atrás la recesión es, tan solo, tener crecimientos positivos del PIB. Y esa es la situación normal en la historia de la economía española: en los cuarenta y siete años que van desde el año 1960 hasta 2007 el PIB solo tuvo un crecimiento negativo en dos y por lo tanto creció en los otros 45. Salir de la crisis es otra cosa: es volver a tener las condiciones de vida y trabajo, el nivel de bienestar o de protección social que teníamos. Y eso, que siempre lleva mucho tiempo, ahora será un proceso especialmente largo y difícil porque hemos sufrido la recesión más larga y más dura de nuestra historia moderna, y también porque ha sido utilizada para provocar cambios muy negativos en nuestro modelo social.

La derecha política y económica está construyendo un falso relato que equipara la vuelta al crecimiento del PIB con la superación de la crisis. Y eso es inaceptable. Lo es porque supone una manipulación de la realidad con fines electorales y partidistas. Pero, sobre todo, porque si esa deformación de la realidad es aceptada, estaríamos ante un enorme fraude, una estafa con nefastas consecuencias para el futuro de nuestro país.

Porque aceptar que ya salimos de la crisis es resignarse a que todos los recortes, todos los derechos perdidos, todo lo que se ha desmantelado, conforma ya la nueva realidad y que nunca más vamos a volver al nivel de bienestar previo a la crisis. Que el profundo deterioro de las condiciones de vida y trabajo de la inmensa mayoría social no es una situación coyuntural como consecuencia de la crisis, sino la nueva realidad permanente en la que tenemos que vivir, nosotros y las generaciones futuras.

Que lo que hay ha venido para quedarse, y que tenemos que aceptar como normal que uno de cada cuatro personas que busca empleo no lo encuentre, que el empleo estable a tiempo completo vaya camino de convertirse en un recuerdo del pasado, siendo sustituido por un trabajo por horas con contrato precario, que los empleos de mil euros son a lo máximo que podemos aspirar, que nuestras pensiones pierdan poder adquisitivo para siempre igual que los salarios, que dos de cada tres desempleados no cobren prestaciones, que la sanidad y la enseñanza públicas no recuperen su nivel como paso previo a su privatización, que las personas en situación de dependencia se arreglen por sí mismas o con sus familias, que los jóvenes titulados encuentren en la emigración su principal vía para empezar a trabajar? Hay que decirlo alto y claro: salir de la crisis es que nos devuelvan todo lo que nos quitaron, ni más ni menos.