Si la economía europea se para

Xosé Carlos Arias
Xosé Carlos Arias VALOR Y PRECIO

OPINIÓN

09 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Todas las señales que vamos conociendo apuntan a que la reactivación económica de la zona euro se está apagando, cuando apenas había salido del nido. Hace unas semanas supimos que las tres principales economías del área se han parado con cierta brusquedad en el pasado trimestre, con una ligera caída productiva en Alemania y el retorno de la recesión a Italia. No sería ahora una sorpresa que el conjunto europeo se internara en una nueva recesión, algo que hace unos meses parecía descartado. La fuerte caída de las manufacturas en el conjunto del continente da idea de que algo profundo sigue averiado en el corazón del sistema productivo. Y más grave aún: ya casi nadie niega que la amenaza de deflación está a nuestras puertas.

Frente a todo eso, surge ahora la reacción del BCE dirigido por Mario Draghi: bien está, desde luego, que en las presentes circunstancias, el instituto monetario asuma un papel anticíclico agresivo, ya muy lejos de su comportamiento timorato en la primera fase de la crisis de deuda. El problema es, sin embargo, que a la política monetaria ya no le quedan muchos márgenes, dado el nivel casi cero de los tipos; falta por explorar la compra de títulos en sentido pleno, pero parece claro que es imprescindible usar otras vías de estimulación económica, le guste o no a la señora Merkel y al Bundesbank. Porque se cumplen ya siete años desde el arranque de la crisis internacional, lo que nos va dejando casi sin referencias históricas para compara el desastre vivido. No es raro que algunos líderes europeos, con el primer ministro italiano a la cabeza, hayan conseguido convocar una cumbre «a favor del crecimiento». Mejor eso que nada, pero cabe recordar que hace menos de un año se puso en marcha una iniciativa parecida, con gran despliegue mediático, pero cuyos magros resultados ahora están a la vista.

Con ese telón de fondo, la economía española presenta una estupenda novedad a primera vista: por primera vez desde el 2010, comenzamos el curso con un crecimiento diferencial claramente positivo respecto a nuestro entorno. La contracción parece que ahora no va con nosotros. Gravísimo y fútil error: de poco nos vale crecer ahora mismo a una tasa del 1,2 % interanual si nuestros vecinos y socios se paran, porque esa mala honda nos alcanzará más pronto que tarde. Nos está avisando ya la caída de las exportaciones y el fuerte desequilibrio externo acumulado en pocos meses. Entre otras cosas porque, sin un significativo aumento del empleo (lo que no parece que vaya a producirse) y con los salarios y el crédito bloqueados, es imposible que se mantenga por mucho tiempo la progresión del consumo interno, verdadera clave, junto con el excepcional año turístico, de ese «crecimiento diferencial». No nos engañemos, si Europa se para, poco recorrido le quedará a esta recuperación que asombra al mundo, que diría Montoro.