De vacaciones en Ucrania

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

31 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Celebran los entierros de forma muy discreta, casi en secreto. Pese a los honores que les corresponden, la consigna oficial es mantener esos eventos en la estricta privacidad de la familia. Ningún pariente se atreve a protestar. Y es que esa es la suerte que les toca a los militares que, «en sus vacaciones», cruzan la frontera y luchan al lado de los rebeldes separatistas de Ucrania. Moscú niega cualquier responsabilidad sobre lo que hacen sus soldados en su tiempo de ocio, como también niega que los apresados hace unos días hubieran luchado siguiendo sus órdenes. Tampoco los hombres que vestían uniforme militar sin insignias y conducían vehículos sin matrícula y que colaboraron en la toma de Crimea dependían del Kremlin. Todas estas personas aparecieron de manera espontánea en Ucrania.

El discurso del jueves de la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Samantha Power, fue demoledor. Sus acusaciones, junto con las del embajador de Ucrania, no dejan lugar a dudas sobre la injerencia rusa y acerca de que la ayuda prestada en los últimos días ha sido crucial para revertir el avance de las tropas ucranianas hacia los bastiones separatistas.

Sin embargo, no servirá más que para engrosar la lista de discursos en el Consejo de Seguridad. Y para dejarnos este cierto aire de déjà vu que nos invade al comparar esta crispación con la de hace cien años. Pero no nos alarmemos: los soldados rusos solo están de vacaciones.