Bienvenida, señora Merkel

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

25 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Cuentan los viejos socialistas entre risas y añoranzas, que cuando nadaban en la clandestinidad, al ser detenidos, lo inmediato era dar cuenta a los órganos del partido. Alguien estaba encargado de transmitirlo a la Embajada Alemana, quien movía los hilos para que a las pocas horas quedasen en libertad. No fallaba. Y recuerdan también los muchos dineros que de allá llegaron para financiar los iniciales años de la democracia. Alemania contaba entonces con el histórico Willy Brandt que expandió políticas de distensión y de apertura hacia el Este que terminaron con aquel vergonzoso muro, y apoyó sin reservas la unidad económica y política de Europa.

No nos fue mal a los españoles con esta ayuda. A los socialistas, a los centristas, a los pillos y a los granujas. Y a los alemanes tampoco les fue mal la cosa, digámoslo todo. Son lo que son gracias a todos nosotros. A los españoles, a los franceses, a los rumanos y a los griegos. Nadie puede alcanzar la gloria sin ayuda.

Y pese al balance positivo, la política de solidaridad se ha transformado en una tirantez que, como ya comprobamos, a nada bueno conduce. Las encuestas europeas resaltan la tensión que las decisiones alemanas, de la mano de frau Merkel, crearon en los últimos tiempos por su obcecación y cabezonería de que todo se soluciona con recortes, austeridad, ahorro, tacañería y más recortes y más austeridad, hasta llegar a destrozar la vida y el futuro de cientos de millones de europeos.

Frau Merkel está ente nosotros; para conocer Galicia de la mano del presidente Rajoy y hablar un poco de todo. Es una extraordinaria oportunidad para que se entere que somos un país con cultura, historia y lengua propias, y con unas gentes sufridas, tolerantes, hacendosas y muy pacíficas, a las que no se nos apetece nada vivir bajo la bota de un extraño. Y para que vea lo educados que somos, pese a todo, le decimos Willcommen, Frau Merkel. Que es algo así como «bienvenida, señora Merkel», para los que no hablamos alemán ni siquiera en la intimidad.