El ex primer ministro de Gran Bretaña ha escrito un interesante artículo sobre la fe en un mundo globalizado y más conflictivo. Tony Blair, que se convirtió al catolicismo, después de su retirada de la política fue representante de la UE en Jerusalén, pero debió terminar horrorizado con el conflicto entre árabes y judíos. Ahora se preocupa por buscar soluciones que debieran aplicar los políticos del siglo XXI. Señala que la globalización facilita los enfrentamientos y no es cuestión de buscar soluciones a corto plazo, si no que los gobiernos fomenten el respeto por los diferentes. Que las viejas recetas ya no valen y que las religiones ofrecen caminos de paz y de tolerancia (no todas), con la preocupación de servir a los demás, tal como hacen los religiosos en hospitales, residencias de acogida a niños y ancianos, en colegios y casas de caridad. Señala también que las religiones crecen (mucho en China), y que la población musulmana duplica a la europea. Blair pide a los gobernantes que se preocupen del tema religioso para facilitar la mejora de las relaciones entre los pueblos y ha organizado la Faith Foundation. Es curioso que un gobernante británico, con amplia experiencia en guerras como la de Irak o Afganistán, termine por promover la religión para favorecer las relaciones humanas.