Poco a poco, parece que se empieza a reconocer el gusto por la Historia, con mayúscula. Me refiero a la Historia que recupera nuestro pasado con fuentes y talento. No a los libros de Historia que deberían llamarse libros de Histeria, que solo buscan contar lo que fue con sesgos infumables. Aprender del pasado es clave. En España sucede que algunos de los mejores hispanistas que tenemos son ingleses o franceses. A veces una mirada desde fuera clarifica mucho. Fue una buena nueva que el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales recayese en el historiador francés Joseph Pérez y que se jugase el galardón en la finalísima con su colega inglés Goeffrey Parker. Joseph Pérez ha contribuido como pocos a entender las leyendas negras de este país. Siempre desde la perspectiva del análisis de los hechos, la única que debería utilizar un historiador. La historia es necesaria, cada vez más. Aunque un periódico intenta cada día la misión imposible de hacer un resumen frenético de la historia de una jornada, es bueno que, después, lleguen los historiadores para separar y concluir. Sobre todo ahora que tenemos ese exceso de información que es la Red. Los historiadores serios son una red frente a la Red.