El arte revolucionado

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

26 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El arte siempre debería estar revolucionado. No tendría que producirse arte sin revolución. Pero el arte es un negocio. Y el mundo del arte y las subastas está especialmente excitado. Cada vez que hay subasta caen los récords, como si en vez de venderse cuadros y esculturas se celebrasen unos mundiales de atletismo o de natación. Las casas de subastas están haciendo la temporada. En mayo llamó mucho la atención el éxito de venta que tuvo un cuadro de Barnett Newman. Valorado en 50 millones de dólares, se vendió en 84, tras un tenso pulso entre dos compradores. Digo que llamó la atención porque el cuadro puede ser calificado por algunos de simple y por otros de puro. La obra casi puede fotocopiarse en blanco y negro, porque solo usa dos colores. Es la mitad de la obra una superficie negra y la otra mitad, más o menos, cruda. Y con una sola raya vertical negra en el espacio crudo para hacer el efecto cremallera que trabajaba Barnett Newman en sus campos de colores. ¿Es arte o es tomadura de pelo o es negocio? Cada uno tendrá su respuesta. Newman es pariente artístico de Rothko. Son muchos los que creen que esas obras son infantiles, pero ¿hay algo más puro que la inocencia de un niño? Los dos artistas trabajaron los llamados campos de colores como forma de expresión, simple y pura. ¿No es la vida al fin y al cabo una combinación de campos de colores?