Regenerarse para sobrevivir

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

14 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Si algo bueno nos han traído las elecciones al Parlamento Europeo son las prisas por apuntarse a la regeneración como eslogan frente a la casposa corrupción y a la profunda crisis del Estado, que va mucho más lejos del espacio político.

Una nueva generación de jueces llevan tiempo trabajando y sufriendo toda suerte de presiones para administrar justicia en la casa del poderoso. Aquí, en el sur de la provincia, en la ciudad de las murallas romanas, dos mujeres tienen asustados a los mandamases políticos, en la medida que cada amanecer no saben si verán su foto en algún medio de comunicación con un pie donde, presuntamente, se les señala como perceptores de «extrañas y oportunas» donaciones.

Una nueva generación de socialistas trata de hacerse, democráticamente, con la dirección del partido de Pablo Iglesias, ante el mordisco que les ha dado el otro Pablo Iglesias. Esta vez tienen que convencer a la sociedad con ideas en las que la fuerza progresista cambie el mundo, sin complejos, marcando el espacio del auténtico socialismo, terminando con las componendas centristas, planteando una reforma constitucional para garantizar la dignidad ciudadana en el siglo XXI.

Una nueva generación, representada por Alberto Garzón, llega a la cúpula de la Izquierda Plural y afirma que no hay que tener miedos a coaligarse para hacer una izquierda capaz de dar la batalla a la derecha y sobre todo a las rancias maneras de hacer política de espaldas al ciudadano.

Y algo deben detectar los sociólogos al servicio del PP, dadas las prisas por encontrar al PSOE en el Congreso de los Diputados para regenerar el sistema, empezando por las elecciones municipales. Claro que no cuela lo del alcalde de la lista más votada, por ser listas cerradas, por ser la única salida para quienes o ganan por mayoría absoluta o pierden el poder.

Ahora se acuerdan de los privilegios, incluidos los aforamientos; de la financiación de los partidos, tras el escándalo de la caja b, tras ver cómo se llenaba y cómo servía para retribuir a los jefes con despacho en la calle Génova.

Hasta el fútbol puede poner a unos cuantos en la picota. Primero fue Del Nido, y ahora toca pedir cuentas a los expresidentes del Barcelona y del Deportivo.

Y es que llegó la hora de pasar revista al estado de la honestidad.

Desde Roma el Papa ha declarado tolerancia cero con los indecentes.

Mañana puede ser un gran día.