30 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.
T arde, mal y a rastras, llegó el día. Baltar se sentará hoy en el banquillo de los imputados riéndose de Janeiro. Como muchísimo, será inhabilitado diez años para ejercer una actividad de la que se retiró hace dos dejando todo atado y bien atado. El hombre que para bochorno de Galicia alardeaba de ser un cacique bueno recibirá, si cabe, un castigo póstumo. Como máximo, será una no-condena, un cachete moral a coste cero. Pues así de injusta es la justicia en este país de pandereta y... trombón.