El éxito del Legado do Tibu

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez MOITO CONTO

OPINIÓN

16 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El Legado do Tibu, ese reto por el cual uno debe pegarse un chapuzón (y dejar una prueba en las redes sociales) si no quiere pagar una mariscada a quien le haya nominado, continúa salpicando la Red y hace méritos para convertirse en el viral del verano. Una fórmula de éxito que trasciende fronteras y que no esconde, como anteriores iniciativas, una campaña de márketing encubierta. En este caso fue un gallego quien, sin pretenderlo, logró propagar el desafío como un virus. Varios factores, más allá del siempre imprevisible componente aleatorio o de suerte, lo pusieron en boca de todos.

Su sencillez (grabar un vídeo del baño) y oportunidad (proximidad al verano) juegan a su favor. También su intensa carga emotiva, al generar asombro y una sonrisa, reacciones que favorecen una difusión mayor que si el juego fuese aséptico. El elemento personal y la invitación a actuar e interactuar son dos bazas fundamentales. También el humor, quizás el elemento más decisivo para multiplicar su eco. No es imprescindible buscar una carcajada. Llega con incluir guiños a una realidad compartida por todos.

A diferencia de otras cadenas de éxito, el pasatiempo es, en principio, inofensivo. Tan solo aquellos que acometen riesgos innecesarios pueden inocular desconfianza en él y comprometer su expansión.