Narco y prostitución, riquezas nacionales

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

14 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Si a Mariano Rajoy le hubieran dicho en el 2012 que en dos años el PIB iba a crecer bajo su mandato un 4,5 por ciento, habría pedido un psiquiatra para ese informador. Pero, si le hubieran asegurado que tal incremento no procedería de la calidad y cantidad de sus reformas, sino de la aportación del narcotráfico, el contrabando, otros delitos económicos y negocios como el de la prostitución, sería él mismo el que pediría hora en la consulta del psiquiatra. Pues ahí tiene el señor presidente y tenemos todos los ciudadanos europeos la noticia: los resultados económicos, supuestos o reales, de esas actividades serán incorporados a la contabilidad nacional y con fuerte impacto en las cifras finales. Hay muchos sectores que crean riqueza y empleo y no llegan al 4,5 por ciento del PIB.

Cuesta mucho hacerse a esa idea. Es tan insólita, que podría ocurrir lo siguiente en cualquier otro país de la Unión Europea: estar en recesión (durante tres meses o más en eso que se llama «crecimiento negativo») hasta el próximo mes de agosto, y en septiembre saltar a un crecimiento de varios puntos. De hecho, la previsión de crecimiento para España es del 1 % para todo el año, pero narcotráfico y prostitución nos situarán en más del 5 %. ¿Tiene esto alguna lógica? Sí, por dos razones: son actividades económicas, por mucho que no paguen impuestos, vulneren las leyes e irriten las conciencias, y porque los presupuestos de Bruselas se nutren del porcentaje de PIB de los países miembros, y una subida de ambos es dinero para los organismos comunitarios.

De todas formas, estos equilibrios demuestran los cambalaches que se pueden hacer para mejorar las cuentas públicas. La economía, y no solo la política, empieza a ser el arte de lo posible. Solo se requiere un poco de imaginación y osadía por parte de algún funcionario para hacer prodigios contables, que pueden llegar a superar la famosa ingeniería financiera. A ningún clásico se le ocurriría equiparar la delincuencia más abyecta con la industria, ni a efectos de contar su repercusión económica; pero estos modernos imagineros, incapaces de encontrar soluciones para el dinero negro y la economía sumergida, son en cambio eficaces para asear unas contabilidades nacionales necesitadas de una mejor presentación y destinadas, al final, a mejorar las condiciones de vida de esos funcionarios europeos.

Espero que todo se quede en ese factor contable. No sea que los Gobiernos europeos utilicen el truco para endeudarse más, porque ahora tendrán 4,5 puntos más de margen. Y espero, sobre todo, que no sean tan indecentes como para presentar ese incremento como resultado de su gestión. Aunque se lo advierto: alguno habrá. Vaya si lo habrá.