Las playas y la recuperación natural

OPINIÓN

22 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La arena de la playa, como la energía, ni se crea ni se destruye, únicamente se mueve. Se acumula donde el mar la deja después del temporal; una parte en la playa y otra fuera de ella, bien en la costa (formará las dunas), bien debajo del mar. El calentamiento global actual ha hecho subir el mar 200 metros por encima de donde estaba hace 15.000 años y la NASA dice que subirá un metro más hasta final de siglo. Por eso, la mayor parte de la arena terrestre está bajo el mar. Solo un enfriamiento global haría descender el nivel del mar haciendo crecer las playas.

Como todos los años, la ciclogénesis ha destruido en unas pocas semanas, total o parcialmente, dunas y playas, aunque sus efectos fueron más dramáticos en zonas pobladas, destruyendo carreteras, mobiliario urbano o edificios, todos legales pero construidos fuera de lugar. Y el deterioro costero se extendió también a tramos de costa no habitada.

Las opiniones de los expertos se dividen: unos dicen que todo se recuperará de forma natural (por el mar) y otros, los responsables políticos, quieren reparar los daños inmediatamente. La diferencia entre unos y otros son muchos millones de euros para reparar la costa para el verano o arreglar las ciudades costeras. Y la moda del medio ambiente añade otro problema, pues los políticos diseñaron una idílica Red Natura que quiere proteger por decreto la parte más débil de la costa: playas, lagunas litorales y campos de dunas. Y, como el mar no sabe de leyes, ataca el talón de Aquiles de Red Natura: la línea de costa, algo que nuestras autoridades tratan de remediar con cargo a nuestra billetera.

La solución más barata sería no construir dentro del mar en los entornos urbanos y ampliar Red Natura a la zona continental adyacente, dejando que el mar reconstruya playas y dunas cada vez más adentro de tierra, pero eso es incompatible con la Ley de Costas.

Y mientras, el nivel del mar continuará subiendo; y nosotros, pagando. La estupidez humana, como la misericordia divina, es infinita.

Juan Ramón Vidal Romaní es Catedrático de Geología de la UDC.