¿Por qué no despega el Partido Socialista?

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

07 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En las elecciones del 2011 obtuvo el PSOE el peor resultado desde 1977. Con ser gravísima, tal derrota era explicable: los socialistas pagaban los dislates y ocurrencias del peor presidente del ciclo democrático y el hundimiento económico de España, tras el inicio de una crisis que Zapatero reconoció públicamente con dos años de retraso y gestionó durante meses de la peor manera imaginable.

Tras la victoria del PP, los socialistas pasaron a estar en óptimas condiciones, sin embargo, para iniciar su recuperación: primero, porque pese a sus rutilantes promesas el PP no fue capaz de embridar la crisis, que siguió empeorando durante el 2012 y buena parte del 2013; y segundo, porque la política de ajuste de caballo impulsada por Rajoy no podía ser más que profundamente impopular. Congelación de pensiones, rebajas salariales, abaratamiento del despido, recortes en prestaciones y servicios, todo dejaba el terreno abonado para que el PSOE practicase el populismo demagógico que tan buenos resultados había dado al PP en la oposición.

Como era de esperar, el PSOE se puso a ello de inmediato y, en la que medida en que tal cosa era posible, subió incluso la apuesta populista de Rajoy: todo iba peor, todo era un desastre, y todo era culpa de un Gobierno que no es que fuera incapaz de hacer las cosas bien, sino que las hacía mal porque esa era la vocación de la derecha: arrasar con el Estado social, perjudicando lo más posible a los electores. Los mismos que le habían dado la victoria.

No obstante la cruda realidad es que el PSOE, según el CIS, no ha logrado superar desde el 2012 la intención de voto del PP. Y ello no porque la de los populares no haya caído -lo ha hecho ¡12 puntos!-, sino porque la del PSOE, en lugar de mejorar, también ha empeorado: dos puntos y medio respecto del peor resultado de su historia, según el barómetro de abril, que ayer se conoció.

¿Por qué razón? Pues creo que por una, sobre todo: porque la dirección socialista hace política mirando primordialmente hacia su casa, con un ensimismamiento que explica lo demás: el atornillamiento en la secretaría general de un líder literalmente achicharrado, el mantenimiento como portavoz en el Congreso de quien, incluso entre los suyos, levanta, según me cuentan, un auténtico clamor por su impericia y la presentación de una candidata a las elecciones europeas que no habría sido peor si Rajoy mismo la hubiera designado.

El PSOE ha malgastado sus vacas gordas, que eran las flacas del Gobierno, y tendrá ahora que escalar contra una incipiente recuperación económica que, de no cambiar los socialistas su discurso catastrofista, podría alejarlos por muchos años de la posibilidad de gobernar, no digamos ya de la de ser un partido mayoritario como para llegar a la Moncloa sin el apoyo de la internacional nacionalista.