Reforma fiscal reaccionaria

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

14 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Es más que probable que el informe de la comisión de expertos del ministro Montoro incluya entre sus propuestas para reformar el sistema fiscal la reducción de las cotizaciones sociales y subir el IVA. Más allá de las implicaciones ideológicas que se esconden detrás de esta ya vieja propuesta, o incluso sobre su efectividad real, lo que toca hoy es poner números a estas ideas para saber de lo que estamos hablando.

Según la ideología que domina la orientación de las reformas fiscales en España, y en la mayoría de la Unión Europea, en las ultimas décadas, una reducción de las cotizaciones sociales se traslada de forma directa e intensa a la creación de empleo y, además, la caída en los ingresos de la Seguridad Social se puede compensar aumentando los tipos y por lo tanto la recaudación del IVA. Veamos las cifras.

El informe económico financiero del proyecto de presupuestos de la Seguridad Social para el 2014 proporciona los datos clave para este análisis: se estiman 12.237.193 cotizantes en el régimen general, con una base media de cotización mensual de 1.723 euros y un tipo de cotización empresarial del 31,9 %. Con estos datos es fácil calcular que el coste anual total para la empresa, salarios más cotizaciones, se eleva a 27.271 euros.

Si el tipo de cotización se redujera un punto y se quedara en el 30,9 %, el coste anual del trabajador sería de 27.064 euros. Esto es, reducir un punto en la cotización es prácticamente irrelevante en términos de coste empresarial: la empresa se ahorra 17 euros al mes, el 0,8 % del total. Esta cifra evidencia el nulo estímulo que puede suponer para los empresarios, a la hora de contratar, una reducción de este tipo. Sin embargo, como hay más de 12,2 millones de cotizantes, la Seguridad Social dejaría de ingresar 2.523 millones de euros. Y esta sí que es una cifra significativa: lo que no supone nada en términos de coste individual se transforma en una cifra considerable cuando se generaliza a todos los afiliados del régimen general.

Pero no acaba aquí la cosa. Porque los que defienden la reducción de cuotas argumentando que sirve para crear empleo están pensando en una bajada de los tipos de al menos cinco puntos. Si el Gobierno les hace caso, y la tentación no le falta, el resultado sería catastrófico, porque si bien el ahorro en el coste salarial seguiría siendo bajo, menos del 4 %, unos 74 euros en cada nómina, el impacto sobre las cuentas de la Seguridad Social sería demoledor: dejaría de ingresar 12.665 millones de euros cada año, una cifra que equivale a perder casi uno de cada cinco euros de los ingresos de la caja con la que se pagan las pensiones.

Y no, no es cierto que esta brutal caída de los ingresos se pueda compensar fácilmente incrementando el IVA. Porque esta cifra equivaldría a un incruento del 25 % en los ingresos devengados por IVA en el último ejercicio, una cifra que multiplica por diez veces el escaso incremento de la recaudación de este impuesto desde el 2010, a pesar de haber sufrido el mayor incremento de tipos de toda su historia.