¿Coherencia política al recortar diputados?

Fernando González Laxe
Fernando González Laxe FIRMA INVITADA

OPINIÓN

01 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Abordar el debate sobre la reducción de miembros de una asamblea parlamentaria exige discernir, en primer término, el concepto de coherencia en política y luego analizar la decisión. La coherencia es la consistencia entre diferentes políticas. Si queremos ampliar su contenido podemos afirmar que coherencia es la política en la que los objetivos, en el interior de un marco de acción determinada, son homogéneos y en armonía con las metas perseguidas; y en donde los mecanismos de actuación no deben estar en contradicción con los propios objetivos; o con las intenciones y razones sobre los que reposan; o cuando los resultados no se corresponden con las intenciones y objetivos.

El objetivo de la Xunta era reducir el número de parlamentarios gallegos, y su argumentación se fundamentaba en que se contribuiría a reducir el gasto público. Analizando dicha proposición, bajo el análisis descrito anteriormente, tendríamos varias e interesantes argumentaciones. En primer lugar se debe constatar que existe un discurso y un pensamiento claro, pero no podemos decir que sea lógico en su totalidad, pues entra en contradicción interna con otros objetivos. Es decir, la reducción del gasto público, que se podría alcanzar, resultará inferior a otras posibles decisiones. Por tanto, no existe armonía entre la totalidad de objetivos. Tampoco existe concordancia con otras estrategias que se deberían reforzar para dotar de coherencia al pensamiento y a la acción. Y es obvio que esta decisión está aislada y no se armoniza con otras actuaciones; o sea, no está retroalimentada de cara a conseguir, por muchas y distintas vías, actuar sobre la reducción del gasto público.

En segundo lugar, la puesta en marcha de esta medida no garantiza, sino todo lo contrario, la existencia de un discurso sólido y lógico. ¿Por qué? Porque la coherencia ha de ser coordinada, complementaria y no contradictoria. Y en este sentido, esta acción no deja de ser, por sí misma, una sola actuación dentro de las otras múltiples acciones y mecanismos que se pudieran haber adoptado de cara a conseguir el objetivo diseñado. Se ve que el discurso y la actuación están aislados, tanto en el tiempo como en el contexto. Responde, pues, a criterios no coherentes, ni lógicos.

Serán, por lo tanto, otras las argumentaciones sobre las que se basa esta decisión. Y aquí abrimos el abanico. Son razones quizás políticas (tener o crear un punto de referencia de cara a un balance o posicionamiento posterior, ya sea de cara a tu partido político o de cara a la sociedad). Serán quizás razones de corte preelectoral (definición de espacios a ocupar frente al conjunto de fuerzas políticas existentes en el marco parlamentario o las que pudieran entrar). Serán quizás razones de reparto de equilibrios (recortando o concentrando esferas de poder en cada una de las circunscripciones electorales provocando movimientos o eliminando contendientes). Serán quizás de ámbito estimulador de debates (alumbrando el debate interno en cada uno de los partidos o coaliciones, para generar incertidumbres). Serán quizás de subirse a una «ola mediática» (tratando de aparentar que se hace algo de cara a la galería ciudadana). Son varias hipótesis, no todas las posibles, siendo algunas de ellas citadas en el debate, pero sin tanta concreción, dado lo confuso que resultó el contraste de pareceres.

En suma, estamos delante de una decisión no coherente, ni coordinada con los objetivos que se pretenden. Si apeláramos a una mejor gobernanza, entonces aludiríamos a que en los Parlamentos y en la gestión pública deben prevalecer los principios de la representatividad, transparencia, rigor y compromiso. Y es aquí en donde se debería actuar. Mejorando las normas internas de funcionamiento, siendo más rápido en la discusión de proyectos vinculantes para la sociedad, respondiendo con más premura en las decisiones vitales para el país, y siempre dando cuenta, de manera abierta y sin rodeos o cortapisas, a la información que se demanda desde cualquier sitio, persona o estamento.

Fernando González Laxe es expresidente de la Xunta de Galicia