De adoquines y pelotas

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

16 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Lo que yo más recuerdo de Arsenio Fernández de Mesa, de su época de delegado del Gobierno en Galicia cuando la crisis del Prestige -de la que lo sacaron de un guantazo-, fue la respuesta que dio a un periodista en rueda de prensa, que le preguntaba sobre la proximidad del barco a la costa. Decía el periodista que los vecinos de Malpica estaban viendo el barco por la ventana de sus casas, y él, arrogante, le espetaba: «Y eso dónde lo ha oído, ¿en Radio Macuto?». Fernández de Mesa parecía haber llegado entonces a sus más altas cotas de incompetencia en una crisis que este periódico cubrió de forma modélica: contando la verdad. Eso, la verdad, es lo que parece incomodar más al ahora director de la Guardia Civil, que se contradice con su ministro al decir que no se habían disparado al mar bolas de goma. Pero hete aquí que Soraya, que parece Astrana Marín en su dominio de la gramática, puntualiza que no hay contradicción, que Fernández de Mesa solo ha dado información parcial. Yo no maté, que diría Norman Bates, refiriéndose a las veces que no lo había hecho, no a la que sí. La hombría es asumir las decisiones y defenderlas, no manipular la realidad, ocultar la verdad y negar los hechos. Y creo que cuando uno manda tanto, debe legitimar su autoridad y no imponerla. La inmigración ilegal es un drama que no se va a resolver con cuchillas de afeitar ni bolas de goma. Solo se acabará cuando a los países de origen llegue la democracia, el desarrollo sostenible, la sanidad y la educación. Entre tanto, prudencia y humildad.