Una redistribución injusta de la renta

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

22 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La crisis está provocando una profunda, e injusta, redistribución de la renta de tal intensidad que en apenas tres años ha provocado un cambio histórico en su patrón de reparto. Durante décadas, en realidad desde que salimos de la dictadura y hay estadísticas fiables, la mayor parte de la renta generada en España se dedicaba a retribuir a los asalariados.

Después de 128 trimestres consecutivos, en el cuarto trimestre del 2012 se produce un cambio radical en este modelo de reparto: el excedente bruto de explotación alcanza un 50,4 % en la distribución factorial de la renta superando así, por primera vez en nuestra historia, la parte destinada a los asalariados, que se quedan con el 49,6 %.

Apenas cinco años antes, en el 2008, las rentas salariales suponían el 54 % del PIB a coste de los factores superando, por lo tanto, en ocho puntos a los beneficios empresariales. Pero a partir del 2011 se inicia un acelerado proceso de redistribución de la riqueza y en el último trimestre del 2012 se produce ese sorpasso histórico que, si en un primer momento parecía algo excepcional, se está manteniendo en lo que llevamos del 2013.

En este retroceso de la participación de los asalariados en la renta nacional confluyen dos factores: la intensa destrucción del empleo asalariado -y la consiguiente caída de la tasa de asalarización- y la reducción del salario medio. Menos empleo y peores salarios que, unido al elevado incremento de la productividad y la intensa reducción de los costes laborales unitarios, ha impulsado un aumento de los beneficios empresariales, que se manifiesta en esa mayor participación del excedente bruto de explotación en el reparto de la renta.

Un modelo que es injusto en lo social, y se manifiesta en un crecimiento insoportable de la desigualdad, que tiene su máxima expresión en los parados de larga duración sin prestaciones o el aumento continuo de los denominados trabajadores pobres. Pero que también es ineficiente en lo económico, porque es sin duda una de las razones que están detrás de la recaída en la recesión de 2011/2012. Los salarios, las pensiones y las prestaciones públicas son la fuente principal de ingresos en el 87 % de los hogares españoles, y por lo tanto la componente fundamental del consumo. Reducirlos, congelarlos o recortarlos, además de dolor, está provocando una caída brutal de la demanda interna que deprime la actividad económica.

Pero hay más. Estos cambios en la distribución de la riqueza nos alejan, todavía más, del patrón de reparto en los países centrales de la Unión Europea. En Gran Bretaña, Francia o Alemania, la participación de los asalariados en la renta nacional es mucho más alta que en España y además se ha mantenido a pesar de la crisis. De hecho, entre los grandes países de la UE solo cae en España, lo que nos coloca más cerca de Grecia que de Alemania, incluso por debajo de Portugal.