El bienio del «vamos a salir»

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

20 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Para hacer un examen del primer bienio de Mariano Rajoy creo que hacen falta tres enfoques: las expectativas creadas antes de su llegada al poder; los datos visibles a fecha de hoy y las perspectivas de futuro. Y anticipo esta conclusión: lo más importante es lo que suceda en los próximos dos años. Los pasados hasta hoy han sido de siembra. Si lo sembrado con sacrificios, recortes y desengaños da fruto, Rajoy será un buen gobernante que tuvo el coraje de hacer una política impopular. Si continúa el estancamiento y el empobrecimiento, habrá sido un esfuerzo estéril.

El problema inicial del PP es que llegó a las elecciones del 2011 transmitiendo el mensaje de que era la salvación. Por el mero hecho de ganar, se resolvía la crisis, según célebre pronóstico de Dolores de Cospedal. En consecuencia, cambiarían milagrosamente las previsiones, se animarían los mercados y se crearía empleo. Todo ello, propiciado por el ambiente optimista de la reducción de impuestos que dejaría el dinero en nuestros bolsillos. Esa fue la primera decepción. Ni fin de la crisis, ni rebaja de impuestos, ni contagio de euforia: todo siguió a la baja, sin premiar la derrota de Zapatero.

Si nos dejáramos guiar por los datos de hoy, lamento decirlo, pero todos los indicadores son malos si se toma como referencia de comparación el 20 de noviembre del 2011. En el plano político empeoró la crisis institucional y se agrandó la desafección de Cataluña, que pone en riesgo nada menos que la unidad nacional. En el económico, vimos una devaluación general, con tal empobrecimiento ciudadano que se llega a hablar de desaparición de la clase media y un porcentaje de excluidos sociales que se aproxima al 30 %. Para los técnicos, las reducciones salariales han hecho una economía más competitiva. Para el ciudadano normal han traído dificultades enormes para mantener su nivel de vida. El resumen aséptico no puede ser peor.

Pero todo tiene que ser matizado. Frente a ese desolador panorama, aparecen indicios de mejora. Hemos salido técnicamente de la recesión. Se ha evitado el rescate. La prima de riesgo es razonable. Las grandes empresas pagan sus deudas. Las agencias de calificación mejoran sus previsiones, y parece que esta Navidad puede haber un repunte del consumo.

Resumen: Rajoy lo fio todo a la salida de la crisis, y todavía no hay datos para saber si ha triunfado. Mi juicio es que estos dos años han sido los del «vamos a salir» y en eso seguimos. Lo que le está saliendo bien es la estrategia: astutamente puso lo malo al principio, desde los impuestos al ciclón de recortes, y dejó lo bueno para la segunda parte, que vuelve a ser electoral. Si todo está mal, solo queda la posibilidad de mejorar.