Al norte de Lampedusa y al sur de los PIGS

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

05 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Mientras en países como Alemania, Suecia u Holanda unas reducidas tasas de desempleo conviven con una fuerte demanda para recibir población activa inmigrante, en países como España, Portugal o Italia la población activa inmigrante recibida anota elevadas tasas de paro. Esta desigual situación del mercado laboral explicaría la desigual percepción que tienen las respectivas poblaciones sobre la población procedente de otros países. Así mientras en aquellos países del norte más de dos tercios de la población consideran que la inmigración es una oportunidad para sus economías nacionales, que no quitan puestos de trabajo a los trabajadores locales y que no ponen en peligro su identidad nacional, en los segundos países (y también en Francia o el Reino Unido) la mitad de la población considera que la inmigración recibida es un problema.

Según el informe del que extraigo estos datos (Trasatlantic Trends), solo en Alemania la mayoría de sus ciudadanos aprueban la política de inmigración de su Gobierno. Y aunque no pueda establecerse una relación causal, hay que reseñar que en el 2012 y el 2013 el Gobierno alemán aprobó varias leyes para abrir el mercado de trabajo alemán a los inmigrantes europeos. En este período, el debate general de la opinión pública sobre la inmigración se ha centrado en gran medida en la necesidad de que el aumento de esa inmigración contrarreste la merma de la población del país y cubra carencias de mano de obra en su mercado de trabajo, para que Alemania siga siendo competitiva.

Hay que reseñar en este punto que es justamente en Alemania o Suecia donde su población local piensa que los inmigrantes extracomunitarios recibidos en las últimas décadas se integran mal (en España o Portugal la opinión es justo la contraria). En el 2010 la canciller Merkel hablaba del «fracaso de la sociedad multicultural» con inmigrantes extraeuropeos. Quizás eso explique el interés que despierta atraer ahora inmigrantes de los denostados PIGS, que sustituyan a turcos y africanos, en esta reapertura de sus mercados de trabajo a los inmigrantes.

Es no poco paradójico que mientras se considera a los PIGS indolentes y manirrotos, la mayoría de las poblaciones del norte de la eurozona consideren ahora a los jóvenes cualificados inmigrantes oriundos de los PIGS como una excelente -y barata- mano de obra. Y que así, mientras ocho de cada diez ciudadanos de la Europa del sur ven la emigración de sus jóvenes con no poca preocupación, en aquellos países del norte no se vea en absoluto como un problema.

Para los que mandan en la UE, los PIGS somos hoy, al tiempo, proveedores de inmigrantes europeos y frontera externa. Al sur de los PIGS tienen el corazón de las tinieblas, el lugar donde el negocio con materias primas y combustibles provoca, más que evita, la miseria y el éxodo de su población.