Encuestas: el problema es técnico

Jaime Miquel
Jaime Miquel TRIBUNA

OPINIÓN

16 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

¿Qué hacer cuando una encuesta de Sigma Dos atribuye al PP el 35,4 % de los votos válidos en unas elecciones generales en España, el mismo día que otra de Metroscopia le asigna el 22,5 %? Esto sucedió el 12 de mayo de este año. Estamos hablando de una diferencia de casi 13 puntos de votos válidos en la posición estimada para el mismo partido por dos empresas. ¿Cuál de las estimaciones es claramente errónea? Cualquier resultado que obtiene una candidatura en España tiene una desagregación o estructura territorial; los partidos no consiguen sus votos de forma homogénea en el espacio, aunque tampoco lo hacen de forma aleatoria. El comportamiento electoral define constantes entre ámbitos territoriales y tipos de elección: el PP obtiene mejores posiciones relativas en Madrid o en Galicia que en España, igual que el PSOE lo hace en Andalucía, etc. El estudio del comportamiento electoral permite diferenciar qué números son razonables y qué otros resultan imposibles.

Metroscopia afirmaba, en su estimación del mes de mayo, que UPyD obtendría el 13,1 % de los votos válidos en unas elecciones generales en España con una participación del 53 %. Esto equivale a 2,4 millones de votos sobre un censo de 34,3 millones de electores residentes, pero también localiza 700.000 votos en la Comunidad de Madrid, el 30% de los que obtiene este partido en España, lo que situaría a los de Rosa Díez como primera fuerza política en esta comunidad autónoma, un disparate. Con anterioridad, esta empresa había estimado un 10,4% para UPyD en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid, con una tasa de participación del 58 %, lo que equivale a 279.000 votos, el 40 % de los que nos dicen que obtendría este partido en elecciones generales en esta comunidad, otro disparate. UPyD concentra sus votos en determinadas comunidades autónomas entre las que destaca Madrid, siendo residual en otras como Galicia, por lo que, de momento, un promedio de este partido en España no puede ser más alto que cualquier otro que obtenga en la Comunidad de Madrid.

La confusión la introduce una empresa con problemas técnicos para estimar los resultados, porque más del 50 % de los entrevistados se están situando en la abstención, la indecisión y un cívico pero irreal voto en blanco, una situación nueva para quienes han hecho pocas entrevistas en Galicia, por poner un ejemplo. Quien no informa sobre su último comportamiento electoral no es un indeciso y se puede prescindir de él, porque un entrevistado que vota a un partido e informa en una encuesta es electoralmente más parecido a otro que votando al mismo partido no informa, que a un tercero. Nos da lo mismo que el dato directo de recuerdo de voto del PP sea un 22 % que un 12 % mientras tengamos claro que equivale a 10.866.566 votos en España; análogamente los demás informantes, lo que incluye a los abstencionistas. El problema es técnico y la solución está en la red buscando «recetas de cocina electoral II».