Redada en el socialismo andaluz

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

03 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

H uy, huy, huy, señor Griñán. Huy, que le ronda la jueza Alaya. Huy, que su último auto le pasó rozando. Huy, que la Justicia ha empezado a meter su espada en el arcón de los falsos eres de Andalucía, ese timo tan bien organizado. Huy, que la señora jueza dejó escrito que «ha llegado el momento de dar un paso cualitativo», y vive Dios que lo ha dado: veinte altos cargos del socialismo andaluz, imputados. Parece una redada efectuada en los despachos de San Telmo y sus aledaños. ¡Qué digo! Es una redada en toda regla, hecha en varias consejerías, con nombres que en Galicia suenan lejanos, pero en Andalucía han impuesto mucho respeto. Y alguno, más que respeto.

A su cabeza, la excelentísima señora doña Magdalena Álvarez, Maleni para los amigos, que fue titular de Fomento con Zapatero y antes consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía. Descarada, descarnada, deslenguada, un cronista dijo de ella: «a la pobre solo le falta hablar». En Galicia sabemos algo de su capacidad de provocación. Pero no la imputan por eso, claro está: ofender a Galicia todavía no es delito. La imputan porque el invento de los «eres» se ideó en su etapa de consejera, y vaya usted a saber si con ellos se inventó también la forma de distraer tantos millones (unos 150) de los fondos públicos para los bolsillos privados más ambiciosos.

La jueza Alaya rompe así la feliz estancia de doña Magdalena en la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones, donde Zapatero le consiguió tan placentero retiro. La jueza Alaya levanta el punto de mira y lo pone en la autoridad política. La juez Alaya no entiende que la trama de los eres sea asunto de un director general, un sindicalista conseguidor y un chófer que le daba a la coca. La juez Ayala piensa lo que pensamos todos: que no podía correr tanto dinero sin que la parte alta de la Junta lo autorizase, por lo menos lo viese, por lo menos se preguntase a dónde iba tanta pasta tan alegremente librada.

Y ahora, la expectación, la espada de Damocles, la intríngulis de la tramoya: ¿se queda en Magdalena? ¿Hay algo que preguntar a Manuel Chaves, presidente cuando ella era consejera? Y Griñán: si sucedió a la señora Álvarez; si, como ella, tuvo avisos del interventor; si, como consejero de Economía y Hacienda, administraba los dineros de la Junta ¿será el próximo destinatario del siguiente «paso cualitativo»? Parece lo más razonable. No para condenarle, por supuesto; pero sí para tomarle declaración como imputado. Ahora se entiende mejor su anuncio de retirada y la urgencia por las primarias. Solo cabe una duda menor: si es una deducción de Griñán o ya le comunicó algo la jueza. ¡Y Rubalcaba, a todo esto, preguntándole por Bárcenas a Rajoy...!