Poco a poco. Así tiene que ser. No hay otro camino para la recuperación. Sea del tipo que sea. Hay que ir despacio. Como caminando. Un pie, y luego el otro. Catherine Zeta-Jones fue valiente al aceptar su enfermedad, al ingresar en una clínica para curarse y al reconocerlo públicamente para que no hubiese falsas explicaciones. Zeta-Jones sufre un trastorno bipolar. Y ahora ha retomado su vida tras el ingreso. Decíamos que puede ser un año muy especial para su marido haciendo del pianista Liberace en Behind the Candelabra, película que ya emocionó en Cannes, pero es que también a Zeta-Jones le esperan compromisos destacados. Estrenará Red 2, con Bruce Willis. Y tiene en su agenda papeles estupendos como Cleo, un musical sobre Cleopatra; o Fuego griego, donde sería nada menos que María Callas. Y también apuntado está la posibilidad de hacer pareja con Antonio Banderas en un Dalí. Pero lo importante no son los éxitos profesionales que le depare a Zeta-Jones el futuro, lo relevante es que haya reencontrado las ganas. Y debe ser poco a poco. Paso a paso. Las alfombras rojas ya llegarán. Ahora solo se trata de ir a recoger a su hijo al colegio. Los lazos afectivos son lo más efectivo. Siempre.