Profeta de la misericordia

OPINIÓN

14 abr 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Los modos de expresarse y de conducirse constituyen un escaparate válido y significativo de lo que las personas son y quieren ser. Cuando se cumple un mes de su elección como papa, Bergoglio no podía haber sido más transparente. Además de la inédita elección del nombre Francisco, de la cercanía y espontaneidad con la gente, con un tono que anima y reconforta, desde el primer momento está imprimiendo al gobierno central de la Iglesia (una inmensa burocracia) innovaciones que son un auténtico soplo de aire fresco. La Roma eclesiástica y clerical se ha visto sobresaltada -más de lo que nos podamos imaginar- con su decisión de no vivir en el apartamento pontificio y residir como uno más en Santa Marta. El nombramiento del ourensano Rodríguez Carballo, su primera elección para renovar la curia vaticana, prima la sencillez y el sentido común sobre el escalafón y la carrera.

Hasta ahora, en Roma todo quedaba en un segundo plano ante la figura del papa. No hay más que ver el espectacular frontispicio de la basílica vaticana. Parece que el papa Francisco quiere devolver a la Iglesia la simplicidad del Evangelio ante la urgencia de transmitir la alegría, la ternura y la misericordia de Dios; y así crear una comunidad fraterna, de gente que se quiere y que busca una sociedad más solidaria y acogedora, inclusiva.