Siempre hay motivos para ir a Madrid. Las terrazas cuando asoma la primavera. Y las exposiciones. Ahora hay un festival de impresionismo, repartido entre tres muestras. No falta nadie. Las dos primeras están en la Fundación Mapfre, realizadas en colaboración con el museo d?Orsay y la Réunion des Musées Nationaux-Grand Palais de París. La primera se llama Obras maestras del museo d?Orsay y hace honor al título. Nueve Monet. Diez Van Gogh, cinco Cézanne, seis Renoir, cinco Gauguin, cinco Toulouse-Lautrec. Un espectáculo. La segunda es la continuación perfecta bajo el lema Luces de Bohemia. Artistas, gitanos y la definición del mundo moderno. Allí se pueden ver obras de Bonnard, Degas, Pisarro o Corot. Difícil que un paladar artístico no salga satisfecho de semejante manjar. Pero es que en las salas del museo Thyssen está la tercera parte, que cierra un ciclo que pone a Madrid de impresión. Bajo el paréntesis de Impresionismo y aire libre se exhibe otra centena de obras, muchas jamás vistas en España. Es como una borrasca de arte: Michallon, Corot, más Monet, Renoir, Courbet o Constable. ¿Cómo no dejarse seducir por este Madrid que multiplica su oferta natural del Prado con este eco infinito del genio impresionista?