Alarma en la Seguridad Social

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

04 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La verdad es que el año empezó razonablemente bien. Un gran banco de inversión, Morgan Stanley, dijo que España vuelve a ser buen país para invertir, y hacía tiempo que no escuchábamos un piropo así. La prima de riesgo, por méritos propios o de Obama, dio un salto hacia abajo y permite volver a soñar con no tener que pedir el dichoso rescate. Y las cifras del paro de diciembre ofrecieron un alivio, por muchos matices que queramos y debamos poner a su temporalidad e incluso a su precariedad. Hacía 15 años que no teníamos un diciembre tan bueno en la estadística de empleo, y hay que celebrarlo. Al menos, hasta el próximo mes en que los eventuales contratados para la campaña de Navidad hayan vuelto a registrarse como parados.

¿Dónde tenemos un problema? En las afiliaciones a la Seguridad Social. Ignoro por qué razón, siguen bajando de forma inquietante. Aunque un mes crezca el empleo, el número de afiliados desciende. El balance del año es alarmante: 787.000 afiliados menos. Desde el 2007, el descenso es de tres millones. Ya hay menos de dos cotizantes por pensionista. Los gastos de la Seguridad Social son más altos que los ingresos, y eso significa caída de la tesorería. Dentro de pocas fechas conoceremos la cantidad de dinero que hubo que sacar de la hucha en el 2012, y es probable que se acerque a los 11.000 millones de euros. Cinco años más así, y la Seguridad Social se habrá quedado sin fondos y los ciudadanos sin pensiones, por mucho que se retrase la edad de jubilación.

Ese es el problema social de España en estos momentos. No hay por qué alarmar a los ciudadanos, porque la crisis no va a durar tanto tiempo, pero tampoco podemos tapar los ojos ante la dimensión del riesgo. Si se quiere volver a los niveles de afiliación del comienzo de la crisis a razón de medio millón de altas por año, necesitaríamos seis años. Es decir, que llegaríamos a ese ideal a finales del 2018. Y perdónenme la incredulidad, pero ni es fácil ese medio millón, ni sabemos en qué fecha podríamos iniciar la cuenta. Desde luego, no será en el 2013, por muchas y rápidas inversiones que animen los analistas de Morgan Stanley.

No hay más solución que ponerse a crear empleo como sea. O se crean más de mil empleos diarios durante un par de años enteros, o será difícil, casi imposible, recuperar la tranquilidad y la estabilidad de las cuentas de la Seguridad Social. Ese es el reto. Pero no solo del Gobierno, como decimos con tanta facilidad, sino del conjunto de la sociedad. Desgraciadamente, los Gobiernos solo pueden promover estímulos, y ni siquiera son libres para hacerlo en el marco de una Unión Europea obsesionada por el déficit y sin un gramo de inquietud social.