La ola soberanista engulle a Mas

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

26 nov 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Artur Mas ha cosechado un estrepitoso fracaso político y personal. Convocó elecciones a mitad de legislatura tras subirse a la ola de la gigantesca manifestación proindependentista de la Diada, con el objetivo de lograr, en sus propias palabras, una «mayoría excepcional» que validara en las urnas su órdago soberanista. Solo le valía la mayoría absoluta, que por cierto Pujol alcanzó en tres ocasiones, para liderar un proyecto que debía culminar en un referendo de autodeterminación ilegal. Y se ha estrellado. Al mismo tiempo, su sobreactuación ha alimentado el voto de sus competidores de ERC, los genuinos independentistas. Para un gobernante con aspiraciones de mesías que ha puesto todo un país patas arriba el varapalo es mayúsculo y lo deja muy tocado, casi hundido. Antes del 25-N Mas carecía de sostén legal para un plan secesionista improvisado y con increíbles lagunas, que llevaba a Cataluña a un salto en el vacío hacia lo desconocido que la dejaría fuera de la UE. Ahora carece absolutamente del apoyo político imprescindible para encabezar un pulso de tal envergadura. El soberanismo se ha debilitado y se ha quedado sin líder. Este se subió a una ola independentista que se lo puede acabar llevando por delante. Tras una campaña marcada por la guerra sucia contra Mas, avalada por el Gobierno, y una estrategia calculada de CiU de envolverse en la senyera para no dar dar cuentas de su gestión, caracterizada por brutales recortes sociales, debería llegar el momento de poner los pies en la tierra. Es el tiempo de la política y la negociación para reconducir la situación.