En el año 1961, Galicia registraba solo un municipio con población inferior a 1.000 habitantes (Mondariz-Balneario). Treinta años después (1991), los municipios existentes con menos de 1.000 habitantes eran siete (el citado más Beade, Larouco, Negueira de Muñiz, Pontedeva, A Teixeira y Vilariño de Conso). En la actualidad (2011), esta cifra se eleva a veinte municipios (los citados más Chandrexa de Queixa, Gomesende, Lobeira, Montederramo, Muras, Parada de Sil, Punxín, Quintela de Leirado, Ribeira de Piquín, San Xoán de Río y Vilar de Santos). En lo que respecta a la distribución territorial de los mismos, interesa subrayar la siguiente información. En la provincia de Ourense están la mayoría de estos municipios (15), seguida de la provincia de Lugo (4), y de Pontevedra (1). En la provincia de A Coruña no existen por ahora municipios de esta dimensión poblacional. Todo ello significa que los desajustes entre la demografía y la institución municipal no cesan. Solo en la provincia de Ourense están ya en la puerta de entrada al club los concellos de Manzaneda, Os Blancos, Petín y A Porqueira.
El inframunicipalismo concentra su expresión y su dinámica en municipios con población inferior a 5.000 habitantes (en Galicia, 199 concellos; 63 % del total), pero las urgencias y los problemas son más visibles e intensos en los municipios con menos de 2.000 habitantes (95; 30 % del total), donde la provincia de Ourense contabiliza 58. Los problemas se originan por la ausencia de expectativas económicas, por la huida de la juventud hacia las áreas urbanas (ciudades y municipios limítrofes), por el envejecimiento y dispersión de la población residente, por la insuficiencia financiera de los concellos y por su incapacidad creciente para prestar los servicios que les son propios. Como es fácil advertir, estamos ante un problema relevante, agravado por el paso del tiempo, que no siempre se soluciona con la agrupación de municipios. Convertir una gran parte de Galicia en deteriorado geriátrico provisional hasta la extinción de sus residentes es una solución política que debería avergonzarnos a todos.
Los municipios con menos de 5.000 habitantes ocupan el 90 % del territorio provincial en Ourense y el 70 % en Lugo. Pero los servicios locales prestados por concellos y diputaciones son insuficientes o generan bienestar social escaso cuando el dinero es precario y la capitalización institucional no alcanza niveles mínimos. Convertir la institución provincial en una acumulación de afiliados, quebrando así los principios constitucionales de igualdad, capacidad y mérito, es demoledor. Porque se destroza la autoridad de los gobernantes responsables y porque daña hasta el infinito la legitimidad política y jurídica de las instituciones democráticas.