El famoso triángulo sísmico gallego (Triacastela-Becerreá-Sarria), acaba de registrar dos relevantes sacudidas, aunque esta vez no han sido geológicas sino culturales. El fallecimiento de Avelino Pousa Antelo ha henchido de tristeza el corazón de sarrianos que tuvieron en el entonces joven maestro a la persona cercana que los formó como agricultores, como cooperativistas y gente de bien y al tiempo supo recoger en aquella Granxa Barreiro, la sabiduría y orgullo popular gallego que las generaciones habían dejado en el agro.
Pousa Antelo «vai no seu tempo» y eso, tras su difícil periplo vital, es también una alegría en el día en que, además, se desveló un gran hallazgo arqueológico. Muy cerca de las veigas sarrianas, en Triacastela, está la huella, esperada, de las primeras pinturas paleolíticas de Galicia. La Cova Eirós alberga en una «humilde» sala pinturas rupestres que completan por el noroeste el mapa del arte prehistórico peninsular. Aquella cavidad caliza sí que es una auténtica ciudad de la cultura. «En Galicia tiene que haberlas», decían los arqueólogos. Y las hay, como han descubierto los investigadores gallegos y catalanes. Probablemente Pousa Antelo preguntaría: ¿E que pintaron? Un bóvido. Pues eso, pongamos un buey, o una vaca... Galicia en estado puro.