E n plena crisis, con el país achicándose por los cuatro costados, Prisa ha comprado los derechos de una serie de clubes de fútbol a los que ha mejorado sensiblemente sus contratos. Un asunto de difícil comprensión esto de pagar más por algo que cada vez vale menos. Porque lo razonable es pensar que si los equipos se han descapitalizado, si los clubes han bajado sus presupuestos y si, en definitiva, el espectáculo de la Liga ha perdido calidad, el precio de los derechos televisivos debería desplomarse.
El caso es que no ha sido así. Y allá cada cual con cómo hace sus inversiones. Pero una de las consecuencias de la guerra del fútbol que aparentemente acaba de cerrarse es el golpe mortal dado al partido en abierto. Sí habrá fútbol gratis, pero habrá que acostumbrarse a encuentros de un segundo o tercer nivel y que casi seguro se darán los lunes.
En el fondo, es lo que querían los clubes: la eliminación del partido en abierto. Una burla a la ley de interés general, que no nació para garantizar la retransmisión a nivel estatal de un Levante-Getafe.
Habrá que confiar en que el dinero extra que están ingresando algunos sirva, por lo menos, para pagar a Hacienda.