La jerga de la crisis

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

14 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Tan larga y dura es la crisis, hasta tal punto la interiorizamos sus víctimas, que hasta somos presas de la jerga que ha generado. He aquí una pequeña muestra de ese vocabulario.

Algunas personas con aire de expertas hablan de un banco malo. ¿Otro más? ¿Acaso hay bancos buenos? ¿Han llamado alguna vez al lector de la oficina donde tiene sus cuatro euros para decirle que, enterados de los apuros que había pasado en junio le iban a perdonar en julio los intereses de la hipoteca?

Pues al parecer llaman banco malo al que se va a hacer cargo de los activos tóxicos de los demás, cuando por tan penosa misión concluimos que es un bendito que lo que merece es la denominación de banco benemérito. Por cierto, los activos tóxicos no son los espabilados que han llevado la banca y las cajas al desastre, sino el fruto de su denodado esfuerzo.

¿Han oído hablar de Big Bertha, la gran Berta o Berta la gorda? No, no se trata de una política alemana, sino del nombre popular de un gigantesco cañón que sus paisanos emplearon en la Primera Guerra Mundial y que los euroburócratas dan ahora a las grandes inyecciones de fondos que se aplican tanto en la nalga como en vena al envenenado mercado.

Pero la palabra clave, la que en las mesas elegantes se evita con más empeño que los regüeldos es rescate. Según los interlocutores de cada ocasión, deberá sustituirse por préstamo en condiciones extraordinariamente favorables, bail out, si aquellos son de gustos anglicanos; mise sous tutelle ante los galos; riscatto con los italianos, y rescatín con españoles de confianza sensibles al lenguaje de trazos gruesos.

Por el camino quedan sintagmas tan siniestros como evento crediticio, algo así como una ciclogénesis explosiva aplicada a un banco, y troika, equipo de sepultureros ataviados de riguroso luto, con sombrero de copa adornado con tul negro, cuya misión principal es asegurarse de que la tornillería de la caja está bien apretada.

Con este bagaje queda el lector capacitado para participar en una reunión del Eurogrupo.