Desde que el miércoles el presidente Rajoy anunciase las subidas de impuestos (IVA, carburantes, generación y consumo de electricidad, etcétera) observé si alguien más que Inditex se animaba a comprometerse en mantener los precios previos a la subida. Es decir, a absorber en sus cuentas de resultados la subida fiscal.
Esperaba que alguna marca de automóviles lanzase una campaña tal que garantizase los precios y condiciones del mes de junio. Serían unos seiscientos euros menos que la competencia que trasladase todo el IVA al consumidor. Un buen reclamo en tiempos de crisis. Pero nada.
Confieso que era menos de esperar que esto lo hiciesen los distribuidores de carburantes, que suelen ser unos linces para ver cómo sube el barril de crudo y unos indolentes cuando baja. Y no oí que ninguna marca o red de gasolineras lo hiciese.
Me quedan las eléctricas. El mismo miércoles se quejaban de los seis mil millones que al parecer tendrán que pagar en nuevos impuestos. Unos directamente trasladados al consumidor y otros aplicados en función del tipo de generación. Pero ninguna compañía prometió lo de Inditex. Por tanto, los nuevos impuestos es seguro que se van a trasladar a los consumidores. Ya que son compañías expertas en que les reconozcan unos costes muy superiores a lo que facturan (lo que les generó un déficit tarifario por 24.000 millones de euros, que ya descuentan en los bancos con la garantía del Estado), su estrategia está muy clara.
Por eso, en este último caso, si el Gobierno quisiese convencer a alguien de que de verdad no pretende trasladar toda la nueva factura fiscal eléctrica a los consumidores, lo tenía muy fácil. Descontarse directa y anualmente la nueva fiscalidad de la energía eléctrica del déficit tarifario acumulado que, al parecer, les debemos todos los españoles. Aunque bien mirado, con tantos consejeros de administración en nómina que antes fueron flamantes gobernantes, no me extraña que a nadie se le haya ocurrido forzar a las eléctricas a imitar la estrategia Inditex.