Paisaje tras el saqueo

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

10 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Llegamos a este crucial mes de julio tras la parsimonia indolente de dos presidentes del Gobierno, antes Zapatero y ahora Rajoy, y después de que varios ministros y el Banco de España cristalizaran en Bankia el riesgo sistémico del saqueo y despilfarro nacional vinculado al dinero rápido del ladrillo. Una caja que resume a casi todas las demás.

También después de que varios ministros engrasaran las cuentas de las constructoras con un red de AVE que era la envidia de medio mundo. Y otros tantos enjuagaran las cuentas de las eléctricas o endosaran el monstruo tarifario. Todo ello gracias al dinero barato que manaba en la eurozona, con el que crecimos o compramos a crédito riquezas que nunca perderían su valor.

Nos hicimos dependientes de una droga que la crisis financiera internacional cortó de raíz. Mientras en los consejos de administración y de ministros se aprobaban y repartían proyectos sin fin que no pasaban de caprichos de nuevos ricos.

En ese festín la nueva aristocracia reinante (consejeros y amiguetes que rotaban en la puerta giratoria de la Administración a la empresa) pactó la política de Estado del pelotazo? y ahora que llaman a la puerta los acreedores, y se resisten a comerse el marrón, todos a una reclaman del pueblo la salvación de Bankia y de la deuda pública. Lo hacen mientras se declaran incompetentes para acabar con el fraude fiscal (incluso aprobando una amnistía) y reclaman a los costaleros del sistema que mutualicen las cuentas del saqueo (lo que no quieren mutualizar los de fuera). Y lo hacen dos Gobiernos que, siendo democráticamente elegidos, han incumplido radicalmente sus programas.

Para la regeneración moral y de valores que necesita el país (sume usted la judicatura y la monarquía) va a ser mejor que una troika extranjera tome directamente las riendas. Sin intermediarios. Y que levante todas las alfombras empresariales, sindicales, bancarias, patronales, de becarios, desgravadores, falsos autónomos, ayuntamientos, diputaciones y demás subvencionados.

Al menos así, los contribuyentes y no saqueadores del país sabremos que no nos están tomando el pelo con un Códice recuperado a un chorizo de tres al cuarto. Aunque acepto que, si esos son los culpables, no es tan fácil anotarse al bando de los inocentes. Porque la avaricia privada y el uso indebido de los recursos públicos se alimentó y dejó campar a sus anchas por los que estaban haciendo el gran saqueo.

Por eso creo que el país está moralmente desarmado y nadie es ya capaz de articular un nosotros digno. Por eso los jóvenes adocenados en la abundancia se encuentran ahora con que aquel espejismo se derrumba y solo queda emigrar. Como hace décadas: no se protesta, se emigra. De un país sin valores en manos de los héroes del pelotazo.