Cultura y la izquierda conservadora

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

08 abr 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

E l maestro Borges acostumbraba a expresar su perplejidad ante el comportamiento humano. Esta semana no he dejado de recordar a Borges. Iniciamos hebdomadario con concentraciones para protestar contra el miserable incendio de las fragas del Eume. Protestar y, de paso, reclamar dimisiones. En alguno de esos actos cívicos el BNG portaba sus banderas. La perplejidad de la que hablaba el maestro cayó como losa sobre mis entendederas. Me preguntaba cómo era posible que el día después del incendio el BNG se atreviese a usar aquellos actos como pasarelas de sus siglas. La pregunta no obtenía respuestas. Yo pensaba en la decena ominosa de agosto del 2006, entre el 4 y el 14, en que ardieron 90.000 hectáreas de monte. El dato es del CSIC, no mío, que soy incapaz de medir metros u horas, cuanto más hectáreas. Horas pasaron para que mi perplejidad se enmarañase de nuevo con el presente. Fue el martes, derrumbado sobre la esponja de un sofá y contemplando la gala de los premios María Casares de teatro: otro acto «cívico» de reclamación, vía urgente. De vez en cuando aparecía el rostro del conselleiro Vázquez y yo sentía piedad y admiración hacia él. Piedad por lo que tenía que aguantar, admiración por hacerlo aún con una sonrisa.

El teatro le echaba la culpa al Gobierno de lo mal que iban las cosas. Puede que no le falte razón. Pero esa razón, digo yo, no le faltaría tampoco si se reivindicase ante un poder que no fuese del PP. Nunca he visto tal. Las culturas gallega y española, lo he dicho muchas veces, son de izquierdas o no son. Se amputa todo lo que disienta del dogma. Es una herencia de la transición. Así lo preconizaba en 1984 Sánchez Ferlosio: «Los socialistas actúan como si dijeran: en cuanto oigo la palabra cultura extiendo un cheque en blanco al portador». Eso ha sido la cultura durante más de tres décadas.

El teatro, como el audiovisual, ha vivido de la subvención pública. El teatro ha tenido un papel clave como herramienta idiomática, artística, social. ¿El cine ha tenido algún papel? Me sorprende ver cómo algunos que han llenado sus bolsillos con el óbolo público, se quejan y reprochan. Son la izquierda conservadora: callan con sus «compañeros y compañeras», abuchean a los demás.

La culpa de este comportamiento sectario, y cínico, se corresponde con esa cultura e ideología alentadas por el socialismo (que Fraga no quiso cambiar en Galicia). El teatro, el cine, la literatura... hay que llevarlos a la escuela. Y eso había que reivindicarlo también cuando sucesivos Gobiernos perpetraron sus leyes educativas, su aniquilación de las humanidades. Pero entonces gobernaban esos que extendían cheques a cambio de una inquebrantable adhesión.

La izquierda que yo llamo conservadora produce perplejidad, por no anotar otro sustantivo. Borges no la soportaría.