A la tragedia del «Costa Concordia» solo le faltaba una rubia sexy para redondear la mala comedia italiana en que se ha convertido. Y ayer una bailarina de 25 años originaria de un país del Este se unió al dúo protagonizado por el villano y el héroe, mientras los italianos se flagelan viendo paralelismos entre el naufragio y la Italia arruinada que ha dejado Berlusconi. A un lado, el capitán bronceado, mujeriego y sin escrúpulos. Al otro, el cabal comandante que grita con rabia: «Vuelve a bordo, coño». Uno, el poso dejado por los bunga bunga. El otro, el gobernante que los italianos añoran para recuperar la honra. Y en medio un lujoso crucero varado como una vieja ballena en las rocas de Giglio y que algunos ven como un símbolo de la Italia de estos deprimentes tiempos.