Las universidades gallegas y Europa

OPINIÓN

PILAR CANICOBA

17 oct 2018 . Actualizado a las 10:42 h.

Al anterior Gobierno le correspondió la responsabilidad de iniciar y desarrollar el Sistema Universitario de Galicia (SUG), constituido por tres universidades. En 1989, el Parlamento aprobaba la Ley de Ordenación del SUG y el primer plan de financiación. Desde ese momento mucho se lleva invertido en la enseñanza superior, tanto en infraestructuras como en personal y servicios. Hemos pasado de 46 a 97 titulaciones diferentes, situándonos en los primeros puestos de España. En precios de matrícula llegamos a ocupar el último lugar, es decir, el de menor coste de esta, con una subida cada año no superior al IPC. Sin embargo, el actual Ejecutivo viene incrementando estas tasas por encima de dicho índice, a pesar de autocalificarse de progresista. Quizás por esta razón apenas protestan nuestras universidades. Si recorremos los siete campus universitarios, podemos observar el buen nivel alcanzado ¿Que se pudo haber hecho más? Por supuesto. Siempre se puede mejorar y siempre se cometen errores. Tanto por parte de los Gobiernos autónomos como de las propias universidades. Pero, en general, nuestro SUG alcanzó una buena posición en el contexto estatal. Además, Galicia ha llegado a tener, en la enseñanza superior, un 30% de sus jóvenes de 18 a 25 años que, a finales del pasado siglo, alcanzaron la cifra de cien mil y hoy rondan los setenta y cinco mil. Pero ahora el objetivo tiene que ser Europa. A este Gobierno le ha tocado también una importante responsabilidad: integrar el SUG en el Espacio Europeo de la Educación Superior, expresión acuñada por la Declaración de Bolonia en 1999, que suscribieron 30 países, entre los que se encuentra España. Y tanto el Estado como la Xunta asumen este compromiso «tarde, mal y arrastro». Las decisiones se van tomando con desidia, sin creer realmente en lo que se hace y con la ya clásica política de quedar bien con todos. En el aspecto económico es necesaria una aportación especial, que ya se contemplaba en el plan de financiación aprobado en el año 2005, con vigencia hasta el 2010. Sin embargo, no está prevista, a criterio de los propios responsables del sistema, esta contribución. El actual Gobierno lleva ya más de dos años viviendo de rentas del citado plan de financiación. No hay más que examinar los presupuestos de la Xunta. Es necesario agarrar el toro por los cuernos. Eso sí, en un marco de permanente diálogo y flexibilidad. La estructura y duración de las titulaciones cambiará, entre otras innovaciones y, como escribió hace pocos días en estas mismas páginas el rector de la Universidade da Coruña, habrá un nuevo paradigma de aprendizaje. Me alegró mucho leer esta aseveración tan rotunda y clara, así como las restantes declaraciones en relación con la docencia personalizada o con la formación del profesorado para afrontar esta renovación metodológica. Sobre todo viniendo del máximo responsable de una universidad. ¡Ojalá tenga razón el señor Barja y se cumplan sus optimistas previsiones!