Fútbol es fútbol

| JAVIER CARRO |

OPINIÓN

28 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

FREEMASONS Tavern de Londres. Se dice que allí nació el fútbol en 1863. Para los amantes de la historia y puristas balompédicos, habría que decir que allí se fijaron las reglas, que ya los mayas jugaban a algo similar -mezcla de deporte y religión- y que en el Renacimiento italiano surgieron variantes locales. Este deporte -para algunos sigue siendo religión- llegó a España a través de los británicos, por los trabajadores de las minas de Huelva -el Recre es el decano del fútbol español-, aunque en la comarca gallega de Arousa hay referencias coetáneas. Su vocabulario (football, club, corner) también es inglés, aunque según una reciente encuesta del Virgen Money Institute, en la actualidad los británicos acuden en menor medida a los campos, debido al encarecimiento de las entradas -el precio ha aumentado un 17% desde enero del 2006-. Sin embargo, nadie alude a que la propiedad de los clubes ha dejado de ser de los aficionados. Este mercantilismo ha producido que el Manchester United haya pasado a manos de magnates americanos; el Chelsea, al ruso Abramóvich, o que el ex primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, haya comprado el Manchester City. ¿Acontecerá lo mismo en España? Hay movimientos que señalan tendencias, como la reciente adquisición del Cádiz por Arturo Baldasano (ex candidato a la presidencia del Real Madrid) -con la incorporación de Del Bosque y García Remón al proyecto-, y que muestran que esto son los «entremeses» del futuro atracón futbolístico español. Y es que el fútbol ha dejado de ser un deporte para ser un negocio. Según la última encuesta del CIS, el fútbol es el deporte que más interesa a los españoles (54%), que lo sitúan como su primera opción por delante de la fórmula 1 de Fernando Alonso, o el tenis de Rafa Nadal. Curiosamente, el 73% creen que en el fútbol existe corrupción o que la Liga está manipulada. Si llegara a demostrarse, podría llevarnos a la «italianización» de los clubes -Inter, Milan o Roma podrían descender por manipulación contable y falsificación de balances-. Los gallegos Celta y Dépor, que figuran entre los que más simpatizantes tienen, deberían mirarse el ombligo para no figurar como candidatos a la desaparición. El fútbol, de tanto exprimirlo, se puede desertificar, como ha pasado en los Pirineos con los buitres, que los leonados emigran a Alemania por falta de carroña. El deporte rey tiene que volver a la pureza, retomar la cantera y ser lo que un día fue. Como sentenció Vujadin Boskov: «Fútbol es fútbol».