Los nacionalistas catalanes: barco hundido

| ASSUMPTA ROURA |

OPINIÓN

28 mar 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

EN CATALUÑA, el nacionalismo liderado por Artur Mas muestra un nivel de insensatez creciente que le lleva a un territorio de estrechos márgenes donde crece sin contención la tiranía del nacionalismo o la nada. Este nacionalista en la oposición pidió -y le fue dado sin problema alguno- un monográfico parlamentario sobre el tema estatutario catalán que, como se sabe, está pendiente de valoración del Tribunal Constitucional. Se preparó a fondo para la función y, convencido de que un gigante tiene un poder gigantesco, fue envenenando a quien de los suyos se le cruzaba, alentándoles a denunciar al president Montilla por impostor con lecturas e interpretaciones rápidas, y a favor de su premeditada estrategia, de los informes vigentes del Estatut para usarlos como panfletos de agitación. Él mismo -no es la humildad don de su carácter- se puso al frente de esta operación disloque, llamando a los catalanes a rebelarse y pedir la soberanía si el Constitucional no dejaba las cosas tal cual quería el pueblo catalán soberano. Como un agitador, levantó las iras de otro que tal, de ERC, el diputado Vendrell, quien en plena digestión, tras una vigorosa comida campestre y dominguera de esta formación, lanzó un pulso para ver quién posee mayor orgullo nacional, invitando a Mas a convocar un ilegal referendo de autodeterminación a cambio de hacerle president, su sueño frustrado. Mientras, Montilla y la totalidad de su Gobierno mantuvieron la boca callada, esquivando lo que no ha sido más que una pelea entre gallitos y una pusilánime estrategia de los conservadores que, contra el derecho democrático, sienten que el poder les ha sido arrebatado por una extraña fuerza extranjera llegada del sur. En Cataluña acabamos de asistir a un corto pero lamentable episodio de los nacionalistas, cuya estrategia se ha hundido nada más comenzar: entrar de nuevo en el lamentable debate estatutario de la anterior legislatura y que estalle otra crisis. No me cansaré de repetirlo y sé que les duele: a semejanza de lo que hace el PP en Madrid, el nacionalista Mas, a falta de argumentos, busca organizar crisis ficticias para hundir un proyecto político de izquierdas. Por suerte para esta Cataluña multicultural en la que estamos inmersos, Montilla se limitó a callar; el diputado y portavoz del PSC en el Parlamento, Miquel Iceta, a desmontarle el truco al de CiU y Carod a reafirmar su compromiso con el actual Govern. Nuestro país ya no aguanta más sucedáneos de debate entre nacionalistas y no nacionalistas, entre fieles e infieles, si quiere seguir al pie del progreso.