Sólo les faltaban los toros

| FERNANDO ÓNEGA |

OPINIÓN

21 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

LAS COPAS de Navidad también las carga el diablo. Y este año cargó de forma especial las de la ministra Cristina Narbona, titular de Medio Ambiente. En una de esas celebraciones festivas donde uno pierde la conciencia del peligro de hablar con la prensa, la señora ministra hizo su gran confesión: desea que los toros no mueran en la plaza y trabajará para que el programa electoral del PSOE incorpore esa reforma en la fiesta nacional . Hay mucha gente que piensa así, e incluso de forma más radical. No faltan fuerzas políticas, como Esquerra Republicana, que han propuesto prohibir los toros como espectáculo. La señora Narbona, por lo visto, conecta con ellas. Habla y negocia tanto con los grupos ecologistas que han terminado por contagiarla. Lo peligroso es que doña Cristina tiene mucho poder. Si se lo propone, podremos ver el triunfo de su iniciativa. Hay que reconocer que este Gobierno es una fábrica de ideas reformistas. Está dispuesto a reformar todo lo que se mueve. Sale a reforma por mes y cargo público. Nadie puede negar su capacidad imaginativa. Es como si el presidente hubiera convocado una tormenta de ideas en el Consejo de Ministros, a ver quién hace más sugerencias para darle la vuelta a este país como un calcetín. Metidos en esa tormenta de cerebros, han llegado a lo que más define la España tradicional: el espectáculo taurino. Eso de que el toro no muera en la plaza no se le había ocurrido a ningún otro equipo de gobierno monárquico, republicano, socialista, liberal, franquista o de Primo de Rivera. Están que se salen en productividad reformista. Hecha esta alabanza a la creatividad, anotemos lo singular: ha tenido que ser José Blanco, socialista de Lugo, donde no hay plaza de toros ni se la espera, quien se vio obligado a proclamarse defensor del espectáculo como está. Un gallego se convierte en referente de la afición taurina, como si fuese un descendiente del legendario Celita. Otro ingrediente para el debate nacional: muy ilustres cabezas del socialismo español no se enfrentarán por el modelo económico, ni de Estado, ni nada de eso. Se enfrentarán -han empezado a enfrentarse- por el lugar donde deben morir los toros. Esa es la clave de todos nuestros problemas. Este cronista no ha pisado una plaza de toros más que para asistir a conciertos. Cree que en todas las corridas hay tanta saña con el animal como valentía y arte en el torero. Pero entiende que hay mucho pueblo detrás. Y mucha economía. Y sentimientos que resultan intocables. Y que no hay ninguna demanda social seria de demonizar ese espectáculo. Abrir ese debate puede ser una forma de pasar a la historia. Pero también de pasar como una fuerza política con instintos suicidas.