Los dineros de Tráfico

OPINIÓN

10 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

CONSTA en nuestra Constitución que el tráfico y la circulación de vehículos de motor son materia sobre las que «el Estado tiene competencia exclusiva». La cesión de una parte de ellas es opción posible en igual marco constitucional y todo parece indicar que Galicia desea marchar por esa senda, como antes lo han hecho otras comunidades. La trascendencia social del tráfico hace que venga a ser materia de permanente atracción e interés en el ámbito de la vida pública, en cuanto a su organización y desarrollo. Por lo demás, no se oculta que los dineros de Tráfico -ahora con mayúscula-, como órgano del Estado que ordena la circulación de vehículos, son asunto recurrente. De hecho, se alude ocasionalmente a Tráfico como si fuese una insaciable máquina de afanes recaudatorios, aunque de hecho sus ingresos reviertan a la hacienda pública. Ciertamente, dos millones y medio de denuncias en un año se traducen en millones de euros, e igual ocurre con las tasas por servicios, como los que inevitablemente demandan los ciudadanos. Tráfico tendrá, al igual que tantos entes, su partida económica en los presupuestos generales del Estado. Los necesita para satisfacer los haberes de casi cuatro mil empleados públicos, como de casi ocho mil agentes de la Agrupación de Tráfico, junto a los medios materiales de estos últimos, desde su equipamiento personal hasta los instrumentos para su formación y para sus funciones. Tráfico tiene a su cargo los centros de gestión de Tráfico -con sus medios humanos y su avanzada tecnología-, como tiene la organización de servicios de vigilancia mediante helicópteros, siendo además coadyuvante en tareas de las policías locales con instalación de salas de control de la circulación y cesión de vehículos para diferentes fines. No es pertinente, en cambio, por imperativos legales, exigir de Tráfico la atención a la seguridad vial con la realización de obras de carretera o de colocación de señales, que para eso están los órganos que proyectan, fabrican y conservan los caminos. Cabe decir que a Tráfico no le incumbe la carretera misma, sino lo que sobre ella transcurre y ocurre, que no es poco.