Alarmas nuevas en el tráfico gallego

| GONZALO OCAMPO |

OPINIÓN

PILAR CANICOBA

27 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

ESTÁN en la actualidad alarmas nuevas para problemas viejos, porque nuestra seguridad vial no progresa -a costa del permiso por puntos- a diferencia de lo que ocurre en otras comunidades. Vale la pena, primero, plantearse que el tráfico es pura aleatoriedad, que su propia dinámica, como las circunstancias ambientales que lo enmarcan, no permiten establecer conclusiones ciertas a partir de términos comparativos en cortos períodos de tiempo de uno a otro año. Recordemos después que la circulación en Galicia se desarrolla bajo el signo de sus singularidades. Aquí se ubican más de 40.000 entidades de población -casi el 50% del censo español-, hecho éste que implica -para la necesaria intercomunicación entre gentes- el uso de casi 40.000 kilómetros viales, de los que sólo una parte mínima está dotada de calzadas distintas para cada sentido de circulación. La red básica se conforma, más que en carreteras «convencionales», en viales comarcales, locales y aún en caminos de la vieja concentración parcelaria, todos ellos en uso para el vehículo de motor. ¿Es algo estructural lo que determina nuestra accidentalidad? La red vial gallega de siempre -salvo las vías de primer rango- se ha construido, como en todo lugar, siguiendo los imperativos que la geografía impone. A estas carreteras hemos de adaptarnos porque son las que tenemos, y es de temer que la modificación de trazado de unas cuantas curvas no será bastante. Por lo demás, tampoco es posible modificar la incidencia en el tráfico de factores climáticos. ¿Qué queda? Sólo recordar ideas aquí plasmadas más de una vez. Está pendiente la tarea de cambiar hábitos y comportamientos, enseñar los buenos usos de la urbanidad y de la cortesía para la vida cotidiana, en el pueblo, en la ciudad, en las calles y carreteras. Luego, obedecer, nada más ni nada menos que cumplir la voluntad de quien manda. Y se trata de vigilar -vigilar- la circulación, de norte a sur y de este a oeste, con profesionalidad y con intensidad. Difícil, pero necesario.