El rapto del pichichi blaugrana

CARLOS FERNÁNDEZ

OPINIÓN

En un año convulso como 1981, los sucesos llegaron también al fútbol con el secuestro del máximo goleador de la Liga. El delantero del Barça Enrique Castro «Quini» permaneció retenido durante cerca de un mes en el que su equipo se hundió en la clasificación, aunque él terminó la temporada como pichichi al añadir dos tantos a su cuenta después de ser liberado.

28 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

En los primeros meses de 1981 se vivió en España un clima de secuestros. Por un lado, ETA, que secuestraba a empresarios (para exigirles el impuesto revolucionario) e ingenieros, como José María Ryan (para que se parase la construcción de la central de Lemóniz); por otro lado, los golpistas, que secuestraban al Congreso de los Diputados y al Gobierno de la nación; y, por si faltase algo, elementos desconocidos secuestraban a un futbolista tan famoso como Quini, el delantero centro del Barcelona y de la selección española. El hecho se produjo el primero de marzo, después de celebrarse el partido de liga entre el Barça y el Hércules en la Ciudad Condal. Quini debía ir a recoger al aeropuerto a su esposa y no se presentó. Ésta, al llegar al domicilio y no encontrarle, dio aviso al club y después a la policía. Posteriormente se recibió una llamada de un grupo desconocido, denominado P.R.E., que pedía por Quini 350 millones de pesetas. Más tarde, otro grupo, denominado Batallón Español-Catalán, aseguró que tenía en su poder al futbolista y que su propósito era impedir que el Barcelona ganase la Liga (iban los azulgranas clasificados en el segundo puesto de la tabla). Enrique Castro Quini había nacido en Oviedo en septiembre de 1949, desarrollando toda su carrera profesional en el Sporting de Gijón, excepto los cuatro años que estuvo en el Barça. Su primer equipo fue el Ensidesa, en Tercera División, que tenía un convenio de colaboración con el club del Molinón, con el que debutó Quini en la temporada 68-69. Entrenaba al equipo el gallego Carriega y su primer gol, en Segunda División, se lo marcó al Racing de Ferrol. A partir de entonces, su carrera sería fulgurante. En la 69-70 obtiene el Pichichi, con 24 goles, y contribuye decisivamente al ascenso del Sporting a Primera. En la 70-71 debuta con la selección española, en partido contra Grecia, en Zaragoza, ganándose 2-1 y marcando un tanto. Tras lograr nuevos pichichis y convertirse en el mejor cazagoles español, el Sporting lo traspasó al Barça, por 80 millones en la temporada 80-81, cobrando el jugador 12 millones de ficha anual. Esa misma temporada sería la del secuestro. A pesar de ello, Quini volvería a ser otra vez pichichi. Al final, Quini fue liberado en Zaragoza y sus secuestradores detenidos por la policía (no se pagó rescate), pero el club catalán, con tanta convulsión, perdió la liga. Terminado su contrato con el Barcelona, Quini volvió al Sporting de sus amores, colgando las botas en la temporada 86-87. Hoy, ocupa el puesto de delegado del Sporting. Hay que hacer notar que el secuestro de un futbolista no era un hecho desconocido en España, pues en el verano de 1963, durante una gira del Real Madrid por Venezuela para participar en la Pequeña Copa del Mundo, un grupo de hombres armados del FALN (que luchaba por derribar al presidente Betancourt) secuestró al delantero del equipo blanco Alfredo Di Stéfano, con objeto de llamar la atención, liberándolo días después en Caracas. Como anécdota, el intento, fallido, de los secuestradores de cortar el pelo a la saeta rubia, pues ya estaba casi calvo.