Doble preocupación británica

OPINIÓN

10 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

NO ES la primera vez que el terrorismo golpea a Londres (el IRA lo hizo en varias ocasiones), sin embargo las características de la cadena de atentados del pasado jueves han desplegado un abanico de preocupaciones antes inexistentes. La primera, y fundamental, emana de la propia carrera imparable del terrorismo de Al Qaida y su «guerra santa» contra Occidente. El atentado en Londres era previsible (y en cierto modo estaba previsto), sin embargo, como se encargó de subrayar Tony Blair, «ni toda la vigilancia del mundo» podría haberlo evitado. Esta realidad lleva a la inmediata conclusión de que «algo nuevo» hay que hacer para combatir el riesgo creciente que representa esa barbarie, ejecutada por unos grupos autónomos y fragmentados muy difíciles de identificar, localizar y desarticular. No es normal que tanta capacidad de prever no sirva para prevenir e impedir el asalto del terror. El fanatismo armado de corte islámico está golpeando a Europa y ningún país puede sentirse a salvo. La grandeza indomeñable que han demostrado Madrid y Londres ante el terror no exime a la Unión Europea de la exigencia de coordinar, modernizar e intensificar su lucha antiterrorista. Como bien acaba de escribir Paolo Mieli en el Corriere della sera , debemos «reencontrar Europa» y llevar a cabo un proyecto político-militar para derrotar al terrorismo, «porque la derrota de la UE comienza cuando acepta ser el talón de Aquiles de Occidente». Es una afirmación difícilmente rebatible, a la vista de los hechos. La otra preocupación nueva entre los británicos es cuánta libertad habrán de ceder a cambio de su seguridad. El propio Blair, siempre con la oreja pegada a la calle, se ha apresurado a asegurar que no va a introducir leyes autoritarias en respuesta a la tragedia. Sin embargo, la comunidad musulmana de Londres y su entorno, que supera el millón de personas, vive momentos de inquietud. El sábado ardió una mezquita en Birkenhead. Nadie cree que se pueda seguir sin hacer «algo más» para evitar masacres como la del jueves. La ciudad abierta y magnífica que es Londres podría empezar a cerrar algunas puertas. Algo que lamentaríamos todos, sin duda. Pero que puede ocurrir.