HERENCIA

La Voz

OPINIÓN

CARLOS G. REIGOSA DE SOL A SOL

08 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

La novela La familia de Pascual Duarte amenaza con tener una segunda parte de personajes reales y de pasiones carpetovetónicas, con Camilo José Cela convertido en autor después de muerto, como un nuevo Cid Campeador. Así de complicadas parecen estar las cosas en el asunto de la herencia del Premio Nobel de Padrón. De momento ya han salido a la palestra los nombres de algunos abogados de postín. Marina Castaño (a quien el escritor José Luis de Vilallonga llama «la marisabidilla») se ha refugiado en un silencio muy aconsejable, después de sus precipitaciones iniciales, en general carentes de estilo. El hijo del Premio Nobel ha justificado sus acciones en la defensa de los derechos legítimos de su hija de doce años, que es una forma elegante de situarse aparentemente al margen de todo, pero sin estarlo. Rosario Conde, la que fue esposa de Cela casi medio siglo, ha elegido, a pesar de las muchas mensualidades todavía pendientes de cobro, el papel más digno y prudente, y quizá el que permita un acuerdo. Las espadas siguen en alto. La familia de Pascual Duarte continúa. Reléanla.