La medular, con siete mediocampistas en plantilla, capital para que el equipo recobre capacidad ofensiva más allá del balón parado
22 sep 2024 . Actualizado a las 19:28 h.Rebobinar y visionar con pausa los porqués del 1-4 ante el Albacete era uno de los deberes que se ponía el técnico del Racing Cristóbal Parralo tras el revés de los suyos. Leyendo los labios del de Priego de Córdoba en la retransmisión televisiva queda patente que, a golpe de minuto 17, el preparador tenía claro que algo no marchaba en el medio del campo: «Josep. Dos contra uno. Es en el medio, joder», explicitaba el entrenador que ya en sala de prensa y análisis pospartido insistía en esa idea.
«Sin balón nos estaba costando mucho y eso no puede ocurrir. Ellos acumulaban bastante gente en el medio campo y nos costaba recuperar. Son cosas que hay que ver y analizar con frialdad para tomar decisiones», reflexionaba el entrenador de un Racing que cuenta con siete mediocampistas en plantilla —incluyendo al juvenil en dinámica del primer equipo David Carballo —pero que no termina de ser capaz de fabricar fútbol, de jugar al espacio o leer el juego entre líneas. Pases predecibles y al pie o un lenguaje gestual que denota falta de entendimiento entre los efectivos marcan la pauta de un Racing falto de ideas y estímulos.
Cristóbal, poco amigo de cambios o alteraciones disruptivas, ha intentado dotar a su equipo de raciocinio a través de un medio del campo que ejerza de a sala de máquinas sobre el verde.
el dibujo
Dos sistemas probados
Arrancó la propuesta, aprovechando las alternativas en la medular, con un trivote en el que Manzanara ejercía de stopper y Perea y Señé se situaban como interiores. Insistió en el once hasta que la segunda derrota propició un cambio de efectivos aunque no de dibujo frente al Mirandés.
Álvaro Sanz sustituyó a Manzanara como pivote ganando tablas en materia de salida de balón. No obstante, Perea, Señé y el propio Sanz ocuparon el mismo espacio ante los jabatos sin solventar la rotura del equipo entre ataque y defensa. «Nos equivocábamos; estábamos los tres centrocampistas en la misma línea, lejos del punta», determinaba Cristóbal tras el empate sin goles frente en A Malata.
Se encomendó, entonces, al 4-2-3-1 que tan buenos resultados le había dado el pasado curso el de Priego de Córdoba ante el Cádiz. Sanz y Señé compartieron dupla en la medular y Chiki Borrego ejerció de mediapunta pese a su etiqueta de delantero centro. El empate, una vez más sin goles, pareció arrojar algo de luz a la propuesta y la baja por molestias de Luis Perea no influyó, según destacó el míster, en la configuración de un once en el que volvería a confiar para medirse al Albacete.
los nombres propios
Una pieza fija
«Teníamos varias opciones que habíamos trabajado durante la semana, jugar con tres por dentro... llevamos tres partidos, ahora cuatro, sin marcar e igual necesitamos jugar con más gente por delante del balón», aseguraba el preparador tras la salida a Cádiz.
«En este sistema el equipo se adapta mucho mejor», apreciaba también Moi Delgado antes del varapalo ante el Albacete. Un partido en el que los manchegos hicieron mucho daño por los pasillos interiores con jugadores plantándose libres de marca en la frontal del área de Ruiz llegando desde segunda línea.
No obstante, pese a verlo claro ya en el 17 el de Priego de Córdoba, aguantó con la dupla Señé-Sanz hasta el 82. Vallejo ocupó entonces la mediapunta y Gelardo, que había salido de falso extremo, regresó a su posición natural en la medular. El ex del Villarreal B no resultó ser una solución y acumuló ingentes pérdidas en campo propio impidiendo progresar en salida de balón.
En este vaivén de dibujos y alteración de piezas solo el mediocampista catalán Josep Señé, que lleva jugando los partidos al completo en las últimas cinco jornadas ha resultado inamovible. Y es que, pese a que el catalán tampoco estuvo fino con y sin balón en la goleada manchega, su buen tino en la ejecución de la estrategia hace que su presencia ahora mismo sea innegociable.
Encargado de botar los saques de esquina y, hasta la llegada de Bebé, indiscutible también en las faltas el diez del Racing sirvió un caramelo a Puric para hacer el 1-1 y poner fin a más de 440 minutos de sequía anotadora. Un extremo que puede explicar que sea pieza fija en un equipo que solo amenaza a balón parado. En el extremo contrario, Fran Manzanara, que lo había jugado todo en las dos primeras jornadas, pagó caras sus dudas en Riazor y pasó del todo al nada acumulando cero minutos en los últimos tres partidos disputados.
alternativas
Combinaciones inéditas
«No es el sistema es cómo interpretas el juego». Así valoraba Cristóbal el mal de un equipo que va más allá de la pizarra. De sus palabras se desprende que las modificaciones pueden ser más de elementos que de dibujo ante un Córdoba que como local está apostando por un 4-4-2.
Con la duda de si Perea estará ya disponible para el domingo, su regreso como pareja de Señé ejerciendo de mediocentro más posicional podría ser una alternativa. También, en el mismo sentido, el otorgar una nueva oportunidad a Manzanara. Ninguno de los dos estuvieron sobre el verde con el 4-2-3-1. Pero, más allá de que el dar con la tecla pasa por el medio campo, el cerebro del Racing necesita de estímulos.
más allá del medio
Agitar el avispero
Dorrío, en el perfil derecho, dio un paso al frente ante el Albacete siendo el que más peligro generó en ataque con el balón en movimiento. De Bebé se espera mucho más y si Nacho Sánchez está en condiciones podría ser una opción para ensanchar el campo por las bandas. También en la media punta hay posibilidades. Chiki está cumpliendo pero no es su posición y se nota. Un Vallejo al 100 %, único jugador específico para esa demarcación, sería lo óptimo. Pero, si la realidad es otra, apostar por Álex López o incluso por el juvenil David Carballo serían variantes plausibles. Es momento de tocar piezas, experimentar y estimular la competencia. Cuerpo y mente al 200 % para revertir la situación.