El actor estrena «Iron Man 3» y anuncia su vuelta a las películas dramáticas
26 abr 2013 . Actualizado a las 12:46 h.Mientras Robert Downey Jr. deshoja la margarita de la secuela de Los Vengadores llega a los cines la tercera y última entrega de la saga Iron Man. en la que el actor vuelve a ponerse el traje del superhéroe, aunque en esta ocasión Tony Stark muestra su lado más humano, enfrentándose a sus demonios. En el hotel Four Seasones de Los Ángeles, Robert Downey Jr. confiesa que a sus 48 años le ha llegado la hora de interpretar historias dramáticas.
-Este filme retoma el tema del terrorismo. ¿Cuál es su postura frente a la violencia?
-Me gusta que los actores hablen de entretenimiento y no de política. En un bar podemos hablar de lo que quieras, pero en una entrevista de prensa para promocionar una película como Iron Man 3 lo personal debe quedar en segundo plano. Estas películas son tan buenas como los villanos que las interpretan. Por suerte contamos con sir Ben Kingsley, que hizo que la mitad de nuestros problemas salieran por la ventana y la otra mitad se quedaran con él, ejecutando ese peculiar y sensacional Mandarín.
-¿Es el final de la saga?
-El futuro es incierto, ya veremos. Marvel es quien debe decidir.
-¿Cómo se sintió en esta tercera entrega?
-Ha sido divertido, porque ahora la relación entre Tony y Pepper es más profunda, más íntima. Hay un mundo real que late entre ellos.
-Tony padece ataques de pánico...
-Ya empezamos a ver sus demonios en Iron Man 2, pero ahora tras su experiencia con Los Vengadores en Nueva York, ver el cielo abierto y pelear con aliens, se siente vulnerable.
-¿Ha interpretado todas las secuencias de acción?
-La mayoría. Quiero pensar que soy capaz de retar a mi cuerpo al máximo. Casi todas las escenas de acción son sobre el suelo, pero en algunas fui tan estúpido que me autoconvencí de que podía hacerlo.
-¿Es «Iron Man» un producto de la cultura pop?
-Este personaje es el mismo que Stanley escribió en los años 60. Un tipo conservador, industrial y complejo que acaba herido por sus propias armas de destrucción masiva. Iron Man está dedicado a la generación contracultural. Lo bueno es que estos días el mercado baila entre la televisión y el cine.
-La película empieza con la frase «Yo sé quién soy». ¿Cuándo se encontró reconociendo eso en su vida?
-Estaba rodando SNL [Saturday Night Live], tenía 20 años y corría hacia mi segundo vídeo cuando descubrí en una esquina a David Bowie vistiendo un traje de tres piezas. Me quede parado. Se suponía que debía presentar la siguiente interpretación de la noche, pero verlo me dejó sin habla y entonces él se acercó y me dijo: «Tú debes de ser Robert». En ese instante me di cuenta que yo ya era alguien.
-¿Cuánto de Tony Spark hay en usted y cuánto de usted hay en Tony?
-Cuando eres un profesional pones una distancia estética con el personaje, y cuanto mayor eres y más aplastas tu ego menos te idenfiticas con cosas narcisistas, gloriosas o profundamente temerosas. Cuanto más real es Tony más cercano me parece.
-Tony haría cualquier cosa por Pepper. ¿Que sería capaz de hacer usted por amor?
-Esa idea es la raíz de la película. Habla de la transcendencia, de aquello con lo que te identificas o de lo que eres capaz de dejar ir. Hemos tratado de humanizar a Tony. Él tiene un amigo desde hace más de 30 años, que confía en él, igual que Pepper. Y en esto consiste el ser humano, no en cuánta fama tienes, cuántos coches tienes y cuánto éxito.
-¿Cómo se sintió con el éxito de «Los Vengadores»?
-Ese suele ser mi problema. Cuando estreno una película siempre pienso que va a quedar de número tres de la taquilla. Formar parte de uno de los mayores éxitos de la historia del cine es realmente extraño.
-¿Cuáles son sus próximos proyectos?
-Yo vengo de una familia de artistas, escritores y directores, y ha llegado el momento de regresar a mis raíces y a las historias dramáticas.
«IRON MAN 3» | Estados Unidos, China | 2013 | Shane Black | Con Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Don Cheadle | Fantástico | 130 minutos