Adiós a José María Arias, el presidente del Banco Pastor que hizo crecer la Fundación Barrié

OBITUARIOS

José María Arias, en su despacho de A Coruña, en una imagen del 2017.
José María Arias, en su despacho de A Coruña, en una imagen del 2017. MARCOS MÍGUEZ

El último máximo directivo de la entidad financiera gallega murió en Madrid a los 70 años dejando un sobresaliente legado social y cultural

12 dic 2023 . Actualizado a las 19:41 h.

A José María Arias Mosquera la banca, los números, la empresa, le iban en la sangre. Pero también la cultura y la formación. Miembro de una saga familiar heredera de Pedro Barrié de la Maza, fue la imagen del histórico Banco Pastor durante todo el siglo XXI, su presidente desde el 2001 y hasta la desaparición de la entidad en el 2017. Se desvivió por que se mantuviera siempre vivo el legado de su tía, Carmela Arias y Díaz de Rábago, condesa de Fenosa, quien le cedió el banco y la Fundación Barrié. Y preservar todo aquello fue el motor que le movió hasta el último día. Que fue este pasado lunes. José María Arias Mosquera falleció el día 11 en Madrid. Hace apenas dos semanas había cumplido los 70 años.

El presidente del Pastor y de la Fundación Barrié era patrono de honor de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre. También fue presidente del Consello Social de la USC (donde se licenció en Derecho). Miembro del Consejo de patronos de la Asociación Española de Fundaciones. Estaba casado con Pilar Romero y es padre de Carmen —actual directora de la Barrié—, Pilar y Joaquín (patronos también de la fundación).

Formado en Derecho por la Universidade de Santiago —de cuyo Consello Social fue presidente—, accedió a la máxima dirección del Pastor en el año 2001. Y se propuso dar un cambio a la entidad, algo encorsetada, para abrirla a mercados y nuevos territorios. Fue el banco más relevante en Galicia por negocio y red de sucursales (solo por detrás de las dos cajas de ahorros), y esa fortaleza le permitió blindar el gran proyecto que había detrás: la Fundación Barrié. Esta entidad social era la máxima accionista del banco y los dividendos que repartía la entidad le permitieron nutrir su obra social.

Arias logró, precisamente, ir diversificando las fuentes de financiación de la Barrié —de la que fue nombrado presidente en el 2009, tras fallecer Carmela Arias— para evitar que esa simbiosis entre banco y fundación llevara a que, en caso de problemas en el primero, afectase al segundo. Los problemas llegaron en forma de fuerte crisis económica y financiera que se llevó por delante a toda la banca regional. Arias logró sortear esa contingencia durante años hasta que llegó la fusión con el Banco Popular, en el año 2012. Optó por una solución que permitía preservar la marca del Pastor en Galicia y unos ingresos recurrentes para la Barrié. Tras la fusión, convertido en vicepresidente del Popular, vivió unos años de tensión que le llevaron a varios enfrentamientos con la cúpula del Popular para evitar lo que terminó pasando: la desaparición de ese banco y su integración en el Santander. Fue, seguramente, su peor trago.

Arias, junto a su tía Carmela Aria, condesa de Fenosa, en una asamblea general del Banco Pastor.
Arias, junto a su tía Carmela Aria, condesa de Fenosa, en una asamblea general del Banco Pastor. XOSE CASTRO

Era el año 2017 y Arias volcó entonces su actividad en preservar y acrecentar el trabajo de la Barrié, cuya labor sigue muy activa. Culto, gran conversador y muy familiar, de su mano esta entidad acometió un proyecto tan ambicioso como la restauración del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Un trabajo ímprobo del que Arias se enorgullecía. También se modernizaron los planes de becas —la educación era una de sus obsesiones—, se apoyaron proyectos de investigación y se llevaron a cabo trabajos para mejorar las condiciones de vida y la reinserción social de los internos de los centros penitenciarios gallegos.

Llevaba meses pasando de hospital en hospital, y no era raro oírle defender el trabajo de la sanidad pública. Aun conociendo que llevaba tiempo luchando contra la enfermedad, la noticia cogió por sorpresa a quienes le acompañaron durante años en aquel banco regional que él modernizó y logró expandir por toda España. Y había coincidencia en todos aquellos que estuvieron cerca de él: era una persona elegante en las formas, firme en sus convicciones, generoso con sus equipos, un banquero que premiaba el talento, que le gustaba rodearse de los mejores y que siempre estuvo atento a escuchar. Fue un hombre reflexivo, apasionado del mar, y que deja un sobresaliente legado en Galicia.