Adiós a Albino Prieto Villares, el emigrante que volvió y montó en Vilalba el Bar Caracas

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

OBITUARIOS

Al fondo, en el medio, el edificio donde estaba el Bar Caracas, que pasó años cerrado antes de reabrir con otro nombre.
Al fondo, en el medio, el edificio donde estaba el Bar Caracas, que pasó años cerrado antes de reabrir con otro nombre. PALACIOS

Su negocio, situado en la plaza de Suso Gayoso, era famoso como escenario de partidas

23 feb 2023 . Actualizado a las 23:45 h.

Albino Prieto Villares era Albino do Caracas en Vilalba. Esa denominación tiene que ver con su historia personal, que incluye un paso por la emigración. Nació en Cazás (Xermade) y emigró a Venezuela con un hermano suyo. Allí estuvieron varios años, y al volver a la Terra Chá siguieron caminos parecidos y cercanos.

Albino montó el Bar Caracas, y su hermano, el Hostal Venezuela. El bar estaba en la planta baja del edificio del hostal, un inmueble de la céntrica plaza que hoy lleva el nombre del alcalde Suso Gayoso. Durante años, junto al bar estuvo la parada de taxis, por lo que no era nada raro ver a los taxistas en el bar. El potente timbre del teléfono de la parada les permitía oír las llamadas y salir para atenderlas. El negocio era famoso por las partidas que se jugaban en la sobremesa.

Cuando Albino Prieto Villares y su mujer (Eva Prieto, natural de Muras) se jubilaron, el bar pasó a ser atendido por otros hosteleros de Vilalba. No obstante, esa etapa fue más breve y el local pasó años cerrado. En el verano pasado reabrió con otro nombre, El Budha. Albino Prieto y su mujer tuvieron una hija, Sonia, y un hijo, Borja, que jugó bastantes temporadas en el Racing Vilalbés y que fue monitor durante años en los campamentos de verano.

Un hermano de Albino, Julián, fue un destacado y longevo militante de la agrupación socialista local y falleció hace años. Los restos mortales de Albino Prieto Villares se velan en un tanatorio de Vilalba, y el entierro tiene lugar este viernes. La comitiva sale a las tres y media hacia la iglesia parroquial, en donde se oficia el funeral, y luego se inhuman los restos en el cementerio municipal.