La parroquia de Aguiño y el gremio marinero despiden a un hombre que, durante más de medio siglo, dedicó su vida a la pesca y fue artífice del crecimiento del sector en Barbanza
07 ago 2022 . Actualizado a las 16:57 h.La parroquia de Aguiño y el sector pesquero de Barbanza despiden a un hombre de mar, Andrés Gude Teira (1930), que dedicó su vida a ser marinero y se convirtió en todo un referente para varias generaciones. Con apenas 11 años, dominaba el remo en las tradicionales dornas y también controlaba con maestría los veleros. Un aprendizaje inicial que, según relatan sus allegados, Gude aseguraba que era la mejor base posible para lanzarse a la mar.
Navegante con alma de profesor, de diseñador y, en definitiva, de innovador. Un maestro en el cerco, un arte de pesca que no se entiende en Aguiño sin él. Tampoco la lonja y la cofradía de la parroquia ribeirense. Andrés Gude Teira fue testigo y partícipe del exponencial crecimiento de un sector que es el santo y seña de la comarca.
Su padre les inculcó, tanto a él como a sus hermanos, el amor y la pasión por el mundo del mar. Fruto de este legado, todos ellos fundaron una empresa que, durante décadas, desarrolló su actividad en el puerto de Aguiño bajo sus inconfundibles embarcaciones rotuladas con el apellido Gude.
Incombustible, su pasión le permitió alargar su carrera hasta los 70 años. Una vez retirado, sus visitas a los distintos puertos de Barbanza eran periódicas.
Los marineros que conocieron a Andrés Gude Teira le definen como un referente, una persona multidisciplinar, generosa, humilde y didáctica. Regalaba consejos a cualquier interesado. El marinero de Aguiño albergaba un alma de deportista —sus reconocimientos médicos evidenciaban unas condiciones aptas para la práctica profesional— y, también, de mecánico naval. Sin más escuela que su experiencia y ánimo, cultivó su afán por desarrollar técnicas que mejoraran la actividad pesquera.
Andrés Gude implementó en sus barcos las primeras grúas, sondas de pesca y un sinfín de avances. Cualquier armador podía contar con su opinión a la hora de desarrollar su propia embarcación.
El gremio marinero despide a una persona entusiasta y vivaz, que jamás pudo separarse de la brisa del mar y el cariño de los suyos.