Fallece Gerardo Dios, «Jacho», última leyenda viva del Pontevedra Club de Fútbol

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

OBITUARIOS

Gerardo Dios, «Jacho», posando para una entrevista en La Voz de Galicia en el año 2016.
Gerardo Dios, «Jacho», posando para una entrevista en La Voz de Galicia en el año 2016. CAPOTILLO

Tenía 97 años y era el representante que quedaba del histórico primer equipo

19 jul 2022 . Actualizado a las 16:05 h.

Si las historias son las personas, Pontevedra acaba de perder un buen trocito de su memoria deportiva. Se va ese cachito con la muerte de Gerardo Dios Vidal, conocido por el apodo futbolístico de Jacho, que era la última leyenda viva del Pontevedra CF. O, lo que es lo mismo, el único representante que quedaba del histórico primer equipo, ese que puso la semilla del conjunto que a los años sesenta asombró a toda España y se le atragantó a grandes como el Madrid o el Barça.

Jacho, que hace unos años posaba orgulloso para La Voz de Galicia con una camiseta de fútbol con su apodo, fue el jugador más joven en la fundación del Pontevedra. Tenía solo 16 años, así que hubo que buscar la complicidad de sus padres para trucar su fecha de nacimiento y poder sumarlo a aquel once que acabaría siendo histórico. 

Gerardo Dios vivió para contar aquella leyenda que fundaron sus compañeros y él. Así, explicaba a quien tenía el placer de escucharle que a principios de los años cuarenta, en medio de la negrura de la posguerra, en Pontevedra nació un equipo duro como un hueso que acabó dando muchas tardes de gloria a la afición. Sin pelos en la lengua, decía que el famoso Pacto de las Palmeras, el acuerdo entre las directivas del Eiriña y el Alfonso para fusionarse y dar vida al Pontevedra había sido «un paripé» y que lo realmente importante fue la unión que exhibieron aquellos primeros jugadores y su hambre de ganar para empezar a competir. Amén de la figura de José Soto, un funcionario de prisiones y delegado de los clubes aficionados de la ciudad, que se encargó de unirlos para acabar creando el mito. 

Él mismo contaba cómo se movía en el campo: «Jugaba de extremo, era pequeñito, rápido y con mucha fuerza. Me daban leña por un tubo», resumía en su día a La Voz. Con ese equipo dominaron las categorías más bajas del fútbol gallego hasta coronarse, en 1942, campeones de Galicia. Lograron así el pasaporte para el campeonato de España de aficionados, donde el Pontevedra empezó a enamorar a la prensa. Así nació la leyenda. 

Jacho dejó el balompié en su día para centrarse en sus estudios. Se marchó a Santiago a estudiar Química, su otra gran pasión vital. Pero nunca dejó de vibrar con los goles de los suyos, que hoy muestran su dolor por la muerte de un hombre que era historia del fútbol.